“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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sábado, 27 de octubre de 2012

Discurso de Jean de Turkhein en el Convento de las Galias de 1778



RÉGIMEN ESCOCÉS & RECTIFICADO
Convento de las Galias celebrado en Lyon en 1778
6ª Sesión del 22 de Noviembre
Discurso de
Jean de Turkhein, e. a Flumine
 
¡Muy Magnífico, Muy Reverendos Hermanos!

Una nueva legislación acaba de reformar los abusos de la antigua; la Ciudad Santa está purificada y sobre sus altares humea ya el incienso de las buenas obras que ofrecemos como tributo a la Divinidad. Caballeros Bienhechores, defensores de la santa Religión de Cristo, soportes de la humanidad afligida, acabamos de trazar vuestros deberes y nuestros votos están escritos en el cielo. Una posteridad agradecida bendecirá nuestros trabajos desinteresados, y ya vuestros corazones se estremecen de esta voluptuosidad dulce que es la recompensa más sublime de la virtud. Traigamos de nuevo a la Tierra la imagen de esta Ciudad Santa a la que las esperanzas del sabio y las certidumbres del cristiano tienden igualmente. Hermanos míos, iluminemos al hombre sobre sus necesidades, sin orgullo; aliviemos sus dolores sin ostentación; destruyamos sus prejuicios, sin violencia. ¡Que nuestros Templos sean la patria universal de las almas sensibles; que la prudencia severa, apoyada en las santas costumbres, se  asiente en la puerta de nuestra Ciudad y aparte para siempre los corazones duros y perversos! ¡Qué feliz estoy, hermanos míos, por haber colaborado en nuestros trabajos! Vuestra amistad me lo pagó con creces.

Reunamos tantas fuerzas individuales como sea posible para formar un depósito de luces y buenos hechos. Hay necesidades físicas no satisfechas de las que la beneficencia debe secar la fuente. Nuevos pelícanos, que vuestro pecho se abra para saciar al infortunado que se esté secando en la miseria, para cambiar las lágrimas de sangre que vierte en lágrimas de alegría y agradecimiento. Pero también hay necesidades morales no menos preciosas para el espíritu justo que, atormentado por las incertidumbres que le rodean desde la cuna, cansado del vacío de las ciencias humanas que ha consultado en vano, las cuales sólo le ofrecieron, en lugar de verdades, errores brillantes y palabras vacías de sentido, suspira tras nociones más precisas sobre su origen, sobre el destino, sobre sus fuerzas, y es tentado a descender en sí mismo para despertar el germen de estas cualidades originarias en todo hombre que fue creado a imagen de la Divinidad, pero que están ocultas por la pereza que los envuelve o el prejuicio que los destruye. No descuidemos, hermanos míos, satisfacer también las necesidades de esta clase, saciar la sed de la virtud que arde en los corazones más sensibles.

No predico el ascetismo; lejos de mí cualquier contemplación puramente pasiva que aísla al ciudadano y seca su corazón. Lejos de nosotros estas sombrías meditaciones que concentran la imaginación exaltada en los gabinetes apartados, la pierden en las esferas ideales y la apartan del servicio a la sociedad. Lejos de nosotros estas combinaciones alquímicas, tan peligrosas por su atractivo, a cuyas locuras ciertamente debemos de forma accidental algunos descubrimientos interesantes, pero que una química esclarecida proscribió y expone al ridículo y a la miseria.

Pero separemos de estos errores, de estas locuras, la  ocupación más noble del hombre, depositario del soplo divino que lo anima: la augusta contemplación de la Verdad. Cuando hayamos advertido lo superfluo para la humanidad afligida; cuando hayamos proporcionado a nuestros corazones un alimento sublime, no impidamos a los que prefieran los placeres engañosos de la sociedad, la ebriedad pasajera de los sentidos, descansos más útiles y satisfactorios, llevar a las tinieblas del espíritu humano la llama de la Verdad, la cual quizás no luzca en las escuelas de Ciencia vulgar. No agitemos en las funciones augustas del sacerdocio primitivo a estos sabios modestos, que no buscan la ciencia para enorgullecerse y provocar la admiración, sino para hacerse mejores y más útiles. Si los progresos de las luces preparadas por la duda modesta, por esta desconfianza sabia de los prejuicios vulgares que prescribió Descartes, no son lo bastante visibles para hacernos creer que por fin algunos espíritus privilegiados y bien intencionados podrán forzar la verdad hasta sus últimos reductos y recobrar el fuego sagrado que hemos perdido; al menos, Muy Respetables Hermanos, me atrevo a reclamar en favor de nuestros HH. que la buscan esta tolerancia dulce, grito del siglo, base de nuestra Orden. ¿Por qué, por un ridículo que no merecieron, que el mismo sabio a veces tiene la debilidad de temer demasiado, forzarlos a abandonar nuestra Ciudad bienhechora y hundirse en los asilos más apartados? ¿Por qué disminuir la masa de los beneficios y de las luces que deberíamos estar celosos de aumentar? ¿Acaso no es hacernos cómplices de su deserción y responsables para con la humanidad de los recursos que les hemos quitado sin necesidad?

Pero voy más allá; los monumentos más auténticos nos obligan a creer que la Masonería es más antigua que nuestra S[anta] O[rden], de los cuales ella misma fue depositaria durante algún tiempo; que estos símbolos son la corteza de las verdades preciosas y eternas. Pues, ¿no sería desnaturalizar esta sociedad antigua y augusta, quitarle los medios que le son propios para iluminarse, dando un sentido exclusivo a sus alegorías, cuyo mérito es quizás encerrar varias?

Uno de los objetos de este Convento debería ser la comunicación de las investigaciones hechas por diferentes HH. sobre la antigüedad de la Masonería y sobre su objetivo primitivo. Encargado de reagruparlos, contaba con presentar los resultados a esta augusta asamblea; pero los trabajos de redacción del código absorbieron todo mi tiempo. En la impotencia de cumplir con mis compromisos al completo, leeré hoy, bajo la complacencia del Convento, la primera parte de las instrucciones, la cual es histórica. Vuestras Reverencias resolverán sobre el uso que se podría hacer de ello, y quizás tenga alguna influencia sobre las respuestas que dar a las preguntas de los HH. de Montpellier”.

lunes, 22 de octubre de 2012

Alocución del Gran Maestro del GPRDH en la San Miguel 2012


AL .G: .D: .G: .A: .D: .U:.

REFLEXIONES SOBRE LAS VIRTUDES: SOLIDARIDAD Y PAZ


La Francmasonería es una escuela de virtud y sabiduría, que conduce al Templo de la Verdad.
Pablo en Filipenses 4:8 nos dice: “Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de honorable tenedlo en cuenta, es virtud”.
La virtud, decimos, no es otra cosa que una disposición habitual y firme de hacer el bien.
El Cristianismo en sus diversas iglesias ha diferenciado dos clases de virtudes: Las Teologales y las Cardinales. Las primeras, (Fe, Esperanza y Caridad) se contienen en un numero cerrado de tres “numerus clausus”; las segundas, tradicionalmente, se concretan en cuatro. Sin embargo su numero es ampliable al amparo del adverbio “todo” que utiliza Pablo. Es decir, toda acción humana que reúna los principios que Pablo enseña y comunica a los Filipenses es virtud. Estas virtudes, las Cardinales también son denominadas “Virtudes Humanas “(catecismo Iglesia Católica apart. 1804) ya que se realizan mediante la libertad y la voluntad debidamente ordenadas según las enseñanzas cristianas.
En el ordenamiento de la Doctrina Rectificada, las Virtudes Cardinales fundan, animan y caracterizan los cuatro grados de la M simbólica: la Justicia como virtud humana, es la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La Templanza, La Prudencia y La Fortaleza son también virtudes humanas cuya práctica se fundamenta en la voluntad del hombre. La Templanza en sus pensamientos, palabras y obras; La Prudencia que debe dirigir al hombre en todas sus acciones y la fuerza que ayuda a practicar todas las demás. (4º grado R.). A estas hay que añadir las que se invocan al Ser Eterno e infinito en la plegaria de apertura de logia: “Que se premie nuestro celo en la construcción del templo que hemos emprendido para Tu Gloria y se fundamenta en la sabiduría, la belleza y la fuerza, virtudes todas  que de Ti emanan.”
En torno a estas virtudes humanas existen otras que las complementan y desarrollan y que son constantemente invocadas por movimientos religiosos y sociales: Son la Solidaridad y La Paz.
La Solidaridad, considerada virtud por muchas comuniones cristianas, entre ellas por la Católica (Catecismo I.C. 1942). Es un valor que debe acompañar permanentemente al ser humano, para que arraigue en él de tal forma que sea algo connatural a su forma de comportarse socialmente. Esta virtud nace del convencimiento de que todos los hombres somos iguales: Hijos de Dios, un mismo Padre, por ello hermanos y miembros de una gran familia que es la humanidad y a nosotros Ms cristianos, nada de lo humano nos es ajeno (Rg art. 4). La Solidaridad se complementa con actos de una beneficencia dulce, consolante y universal (R.Az).
El hombre solidario actúa siempre en beneficio ajeno, con renuncia de su propio interés, sin predica de dogmatismos, sin sermones moralistas ni fines de proselitismo. Finalmente, la solidaridad requiere avivar constantemente el sentido de fraternidad por encima de cualquier otra consideración, y es el precedente necesario para alcanzar La Paz.
La Paz como virtud es el resultado de vivir en armonía con la Ley Humana, cuando está derivada de la Ley de Dios. La Paz es la consecuencia inevitable de practicar la virtud de la Justicia. Contrariamente es inalcanzable cuando la convivencia humana se sustenta en principios contrarios a La Ley de Dios. El hombre no tiene excusa para no derivar las leyes humanas (sociales) de las de Dios. “Penetrad en los repliegues de vuestro corazón, sondead hasta el fondo de vuestra alma para encontrar allí el conocimiento de vos mismo”.
Todo hombre que baja al fondo de si mismo sabe de Dios y quien sabe de Dios a fondo conoce sus leyes. El hombre porta una débil luz al nacer, esta luz es la voluntad y ley de Dios grabada en el corazón que permite distinguir el bien del mal (R. Az y compa).
“Mi paz os dejo mi paz os doy”, dijo Jesús a sus discípulos. Este legado de Cristo está referido a la paz espiritual que solamente la puede alcanzar el hombre mediante una progresiva reconstrucción de su ser, desde su estado de degradación y alejamiento de Dios hasta su integración en el seno de la Divinidad, conducido por la infinita misericordia del Cristo Reparador. 
Pero existe otra paz, la terrenal, preconizada por Cristo: “Bienaventurados los que construyen la paz” (Mateo 5:4). El hombre por su propia naturaleza está obligado a vivir en compañía de otros, su prójimo, lo que da origen a la vida en sociedad. Esta produce un permanente contacto físico, con ventajas e inconvenientes derivados de las propias limitaciones del ser humano, por lo que necesita ser ordenada y legalizada. Cristo conocedor de que cada hombre tiene unos talentos distintos y que cada uno hace uso de la libertad de forma diferente, consideró necesario que para la obtención y como base de una Paz social, dictar  una ley de ámbito universal que regule y ordene la convivencia humana:” Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Este mandato, es a su vez, raíz y esencia de la Religión Cristiana y lo que la diferencia de todas las religiones es este mensaje de amor de Jesús, que no solo predica el amor al prójimo, sino incluso el amor al enemigo y cuya ultima razón es la consecución de una fraternidad universal.
Nuestra “Regla al uso de las Logias Rectificadas” no desconoce el comportamiento a guardar en nuestra existencia terrenal: “ofrece a Dios el sacrificio de tu voluntad…y cumple las leyes que  El quiere que cumplas en tu existencia terrenal “(R. art. 1) y sobre todo, “imbúyete de este principio de caridad y de amor, base de esta Santa Religión Cristiana”.
El Cristianismo no se limita a unas verdades especulativas, exige la practica de los deberes morales que enseña (Regla) “Ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo, perdona a tu enemigo, consagra tu actividad y toda tu vida a la beneficencia, distribuye los bienes terrenales equitativamente”. En la práctica de estos deberes está la esencia de la religión cristiana y son cristianos todos los que siguen la doctrina de Jesucristo, cualquiera que sea la confesión cristiana a la que pertenezca.
Con el cumplimiento de estos principios y mandatos específicos se debía haber obtenido una paz terrenal, imagen y fruto de la Paz de Cristo, el Príncipe de la Paz. Pero el hombre que es naturalmente bueno, justo y compasivo (R.comp) no los ha cumplido, es evidente que está en contradicción consigo mismos y por ello, no se ha conseguido la paz Terrenal o Paz Social, deseada por Dios.
Son múltiples las causas que impiden la paz… Analizamos dos fundamentales:
-la injusta distribución de los bienes terrenales.
-Los enfrentamientos religiosos.
La plata ha dividido a los hombres y separado a los hermanos (R.Comp)
El Venerable Maestro con ésta máxima se está refiriendo a los bienes materiales y a la ambición del hombre para conseguirlos y retenerlos por encima de sus necesidades y en perjuicio de sus hermanos. Dice Pablo: “Nada hemos traído a este mundo y nada podremos sacar así que teniendo sustento y abrigo estamos ya satisfechos.
Pero los que quieren enriquecerse caen en la tentación y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos se extraviaron de la Fe y fueron atormentados con muchos dolores” ( 1ª de Timoteo 6:7 y ss.). Es de observar que lo que se recrimina es el amor al dinero, no a éste, que es medio necesario  para subsistir.
De los pecados capitales  más graves cometidos contra la Ley de Dios está La Avaricia: acumulación de dinero y bienes que deriva en el exceso de lujo y bienestar para unos pocos y la máxima pobreza para muchos.
Esta tremenda conducta del hombre, en ocasiones, se suele encubrir socialmente bajo la denominación de “crisis”, pero la realidad es que ésta no lo es de perfiles solo económicos, sino mucho mas profunda. Está vinculada a la pérdida de los referentes morales y de los valores éticos en una sociedad consumista, opulenta y autocomplaciente con el statu quo de injusticia social.
La Doctrina Rectificada, a través de la Regla, da la dirección precisa, acorde con la enseñanza cristiana; nos dice: “Si la providencia generosa te concede algo que te sea superfluo, guárdate de hacer de ello un uso frívolo y derrochador”.
 “Ella quiere que por iniciativa libre y espontánea te vuelvas sensible a la distribución equitativa de bienes. Que jamás la avaricia, la más sórdida de las pasiones, no envilezca tu carácter y que tu corazón se eleve por encima de los fríos y áridos cálculos que ella sugiere” (art.5-IV)
La segunda causa que indicábamos, impide la consecución de la Paz Terrenal, son los enfrentamientos religiosos.   No habrá paz mundial sin paz religiosa. 
La cuestión previa a considerar es la falta de unidad entre los cristianos. El Cristianismo se ha caracterizado a lo largo de la historia, por sus disensiones, odio, separaciones y guerras entre cristianos. Ello contradice el mandato evangélico recogido en el de Juan 17:21. “Para que todos sean uno; como tú en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que Tú me enviaste”.
Un obstáculo importante para la unidad de los cristianos ha sido la pretensión de los Católicos de la supremacía papal sobre todas las comuniones cristianas. Esta causa originó el gran cisma de 1054, cuando la Iglesia Ortodoxa y la Católica se separaron y más tarde por la misma causa nacieron la Anglicana y las Protestantes del norte de Europa.
En el pontificado de Juan XXIII hubo un  intenso movimiento ecuménico tendente a la unión de las iglesias cristianas, siendo la “unificación del Cristianismo” una de las cuestiones importantes tratadas en el Concilio Vaticano II. Anteriormente en 1948 se creó el Consejo Mundial de las Iglesias, con excepción de la Católica, a esta organización están adheridas 322 iglesias cristianas de mas de cien países.
En España, en la Dirección General de asuntos religiosos del Ministerio de Justicia, están inscritas diecisiete iglesias cristianas. Solamente la Católica tiene una protección fiscal y ayuda económica.
En la actualidad por lo que se refiere al mundo occidental, existe una aparente paz entre las confesiones religiosas. En Europa se concentran 550 millones de cristianos, una cuarta parte de los dos mil millones de cristianos existentes en el mundo. Desgraciadamente en otras partes del mundo  si estamos asistiendo a la persecución y extinción de ritos cristianos: el armenio, copto y siriaco, debido a los extremismos fundamentalistas de los países árabes. Situaciones como estas impiden poder hablar de paz entre religiones.
 Un grave problema se plantea en la America latina y principalmente en el continente africano, donde la actividad misionera de católicos, protestantes, anglicanos, evangelistas, adventistas etc. es politizada por poderosos jefes de tribu que según la aportación que se haga de bienes materiales: sanitarios, maquinaria agrícola, etc. permiten la actividad misionera de unas confesiones u otras, lo que crea entre ellas una fuerte rivalidad y luchas entre cristianos por la practica del “robo de ovejas”, es decir, por la captación de poblaciones enteras que perteneciendo a una obediencia, son captados por otra por una mayor aportación de riqueza y bienes materiales.
 Especial atención merece la continua desaparición de cristianos en el oriente medio y próximo debido a la presión ejercida por el Islam y la guerra de Irak, lo que hace presagiar una progresiva desaparición, a medio plazo, de la religión Cristiana en la tierra que la vio nacer.
Por lo que se refiere al mundo árabe y su religión el Islam, hay que considerar las relaciones pasadas, presentes y futuras con el mundo occidental cristiano. Solamente pueden llegar a convivir pacíficamente en aras de una mutua tolerancia material, porque sus ideas en profundidad son antagónicas.
La condición monoteísta es el único punto de encuentro entre ambos modos de entender y relacionarse con Dios y sobre todo el magma cultural que de ello se deriva tiene cargas que se repelen violentamente, cuando han tratado de dialogar.
En definitiva y ante la cruda realidad de los enfrentamientos pasados y presentes entre religiones, nos queda únicamente, la inolvidable obligación de amor al prójimo y la tolerancia para los creyentes de cada religión para dejarlos rezar en paz ya sea en una iglesia cristiana, en una sinagoga, en un monasterio budista o en una mezquita.
A nosotros Ms cristianos la “Regla” rectificada nos conmina a bendecir a la Providencia que “te ha hecho nacer entre los cristianos”. Profesa en todo lugar la Divina Religión de Cristo y no te avergüences de pertenecer a ella. El Evangelio es la base de nuestras obligaciones. Quien esto cumple es cristiano, puede pertenecer a las instituciones del Régimen Escocés Rectificado y ser parte de un solo rebaño. Juan 10:16 y ss. Con ello contribuiremos a conseguir la paz. 
No queremos terminar estas reflexiones sin hacer una breve referencia a la Paz en la palabra: la palabra es la voz de nuestro espíritu. Nada define tanto a una persona como el lenguaje que utiliza. En él damos a conocer nuestra personalidad en la que se integran: la formación cultural, las preferencias de gustos y aficiones, lo que pensamos y sentimos, la sinceridad de nuestros comportamientos y todo ello porque la unión de la palabra, inteligencia, corazón y actitud están íntimamente unidos.
“In fine” a través de la palabra volcamos al mundo exterior como somos. Existe una perfecta coherencia entre el ser y el hablar. Todo lo que se “es” acaba convirtiéndose en palabra.
La palabra es vehículo de alabanzas y elogios y también de las mayores ofensas y agravios. A través de ella se utilizan expresiones y se  emplean términos altamente soeces y antisociales y cuando esto se hace costumbre es difícil corregir y se termina contaminando a la expresión escrita.
En la Epístola Universal de Santiago 3:2 se dice: “Todos ofendemos muchas veces, si alguno no ofende de palabra es una persona perfecta, capaz también de refrenar todo su cuerpo”.
La Regla de la Doctrina Rectificada en su art.VI “Otros deberes morales con los hombres” nos dice: “Sírvete del don sublime de la palabra signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud”.
El  masón cristiano, debe dar ejemplo de expresión y de comportamiento, con ello influirá pacifica y eficazmente en el circulo social en el que se desarrolle su actividad. “Una sola gota de agua hace el mar mas grande”.
Son muchas las circunstancias a modificar en el mundo en que vivimos. Prestemos atención a las enseñanzas que se derivan de nuestros rituales y de la Regla, en los que se contiene la mas pura doctrina de Willermoz y siempre tengamos presente que no se puede cambiar el mundo exterior si no se cambia el interior.
I.O. eques ab Iustitia

jueves, 11 de octubre de 2012

Similitud de la "forma corporal física" con la "forma espiritual" en Martines. Jean-Marc Vivenza




 Este texto corresponde a la nota 5 del trabajo titulado

La apariencia similar entre el Adán inmaterial y el Adán después de la caída no quiere decir en absoluto, y sería inexacto llegar a una tal conclusión, que entre la “forma corporal original” de Adán y su “forma corporal actual” no haya ninguna diferencia de naturaleza “sustancial”. Martines enfatiza, por su evidente referencia a los elementos conceptuales de la escolástica y en particular a la doctrina medieval de la analogía, que entre la forma corporal original y la forma actual de Adán existe una similitud de apariencia, pero “similitud de apariencia” no es “identidad de sustancia”; es un profundo error llegar a una tal conclusión en el plano teórico, pues la analogía no afirma una identidad entre dos términos, sino una semejanza parcial, incompleta o incluso engañosa o ilusoria en algunos casos, mostrando que no hay que confundir lo que señala el “nombre” y lo que es “el ser de las cosas” (Summa. th., II-II , p. 57, a.1, ad 1um). Igualmente entre “las formas corporales activas y pasivas” (Tratado 6), y las “formas gloriosas impasivas” (Tratado, 47), la distancia es enorme, consistiendo en una “degeneración”, o incluso una “transmutación” (Tratado, 24) que es el acto de transformar una sustancia en otra, un acto de “metamorfosis” (Tratado, 195), o sea un cambio de forma consecuencia de un crimen, un crimen en la terminología martinesista que se traduce por la manifestación de una forma material, una “terrible prisión tenebrosa”, un lugar de “privación eterna (Tratado, 30), la generación de una “creación tan impura que el Creador se irritó contra el hombre” (Tratado, 23), resultando una degradación, es decir, una pérdida de cualidades ontológicas por la degeneración sustancial del primer hombre: “Adán, por su creación de forma pasiva material, ha degradado su propia forma impasiva, de la cual debía emanar formas gloriosas como la suya” (Ibid.). Esta degradación, por una degeneración de sustancia (produciendo cuerpos que difieren entre ellos “sustancialmente”, como una especie difiere de otra por generación, o degeneración, por corrupción, transmutación, metamorfosis o una pérdida de la esencia primitiva de lo que la naturaleza provee muchos ejemplos), dará lugar a un continuo y severo castigo, una “molestación” debido a la generación de materia pasiva e impura: “El Creador dejó que subsistiese la obra impura del menor, para que este menor fuese molestado de generación en generación, durante un tiempo inmemorial, teniendo siempre ante sus ojos el horror de su crimen. El Creador no permitió que el crimen del primer hombre fuese borrado de debajo de los cielos, para que su descendencia no pudiese alegar ignorancia por su prevaricación y aprendiese por ello que los trabajos y las miserias  que soporta y soportará hasta el final de los tiempos no provienen del Creador divino, sino de nuestro primer padre, creador de materia impura y pasiva” (Tratado, 23) ¿Qué va a pasar (es necesario insistir una vez más en esta cuestión) con esta materia impura y pasiva? ¿Cuál será su destino final?, ¿será “regenerada”, “transformada”, “espiritualizada”? No al menos la del mundo para Martines. Esto es lo que debe suceder según la forma corporal del menor, constituida de materia impura y pasiva: “la forma corporal del hombre se borrará de la faz de la tierra en cuanto el espíritu del menor se separa de esta forma” (Tratado, 236).

lunes, 8 de octubre de 2012

Festividad de San Miguel Arcángel 2012 del GPRDH


El pasado sábado día 6 de Octubre se celebró en Madrid, en la casa de la Orden, la Festividad anual del Gran Priorato Rectificado de Hispania en conmemoración de San Miguel Arcángel, protector de la Orden. 

Por la mañana tuvo lugar el Gran Capítulo de la Orden Interior donde se presentaron los Informes de los Grandes Oficiales, se aprobó el Código de la Orden Rectificada que moderniza la estructura legislativa de los antiguos Códigos Fundacionales manteniendo en todo momento su espíritu y su carácter de norma esencial, y felizmente se constituyó un nuevo Triángulo Masónico Rectificado en los valles de La Plata (Argentina) según Decreto 2012/2 del Directorio Nacional de las Logias Reunidas y Rectificadas con el título distintivo de Caballeros de Santiago nº 6. También se recordó la celebración, en el próximo mes de mayo en Zaragoza, de la Festividad del Régimen Escocés Rectificado en España a la que están invitados todos los Hermanos de todas la Obediencias que lo practican con el ánimo de poner de manifiesto el espíritu de fraternidad masónica y de caridad cristiana que comparten.

domingo, 7 de octubre de 2012

Triángulo Rectificado Caballeros de Santiago nº 6 del G.P.R.D.H.

El pasado sábado día 6 de Octubre, celebración de la festividad de San Miguel Arcángel en el Gran Priorato Rectificado de Hispania, se aprobó la constitución de un nuevo Triángulo Masónico Rectificado en los Valles de La Plata, Argentina, bajo la denominación de Caballeros de Santiago nº 6, según Decreto 2012/2 del GPRDH.

Ya el pasado mes de agosto anunciamos en este mismo blog su desvinculación con el GPDH. 

Ahora comienzan un nuevo ciclo de actividad masónica en estrecha colaboración con el Triángulo Masónico Caballeros de Bethel nº 4 que desde el 25 de Junio de 2011 fue constituido en los Valles de Buenos Aires, realizando desde entonces una excelente y discreta actividad masónica para asentar en un futuro próximo las bases del Régimen Escocés Rectificado en Argentina.

Dado el progreso y la intensidad de los Trabajos en Argentina, no dudamos de que en la próxima festividad de San Miguel pueda constituirte una Logia Simbólica con plena autonomía para trabajar los grados masónicos del RER y facilitar la expansión del Gran Priorato Rectificado de Hispania en este país y en otras zonas de latinoamérica.

Recordemos también que el Triángulo Jean-Baptiste Willermoz nº 3 constituido igualmente el 24 de Junio de 2011 en los Valles de San Anrtonio de los Altos continua representando actualmente la masonería Rectificada en Venezuela.

jueves, 4 de octubre de 2012

Inmortalidad del alma. Regla masónica del RER


“¡Hombre! ¡Rey del mundo! ¡Obra maestra de la creación que Dios animó con su Aliento!, medita tu sublime destino. Todo lo que vegeta alrededor de ti, y que sólo tiene una vida animal, perece con el tiempo y está sometido a su dominio: sólo tu alma inmortal, emanada del seno de la Divinidad, sobrevivirá a las cosas materiales y no morirá jamás. He ahí tu verdadero título de nobleza; siente con fuerza tu dicha, pero sin orgullo: él pierde a tu raza y te precipita otra vez en el abismo. ¡Ser degradado!, a pesar de tu primitiva grandeza, ¿quién eres tú delante del Eterno? Adórale desde el polvo y separa cuidadosamente este principio celeste e indestructible de mezclas extrañas; cultiva tu alma inmortal y perfeccionable, y hazla susceptible de ser unida al origen puro del bien, entonces será liberada de los groseros vapores de la materia
[Artículo II de la Regla masónica al uso de las Logias Reunidas y Rectificadas]