- La fidelidad a la religión cristiana, fundamentada en la fe en la Santa Trinidad.
- La adhesión a los principios y tradiciones, tanto masónicas como caballerescas, del Régimen, que se traducen en profundizar en la fe cristiana y en el estudio de la doctrina esotérica cristiana, enseñada en la Orden.
- El perfeccionamiento de uno mismo por la práctica de las virtudes cristianas con el fin de vencer las pasiones, corregir los defectos y progresar por la vía de la realización espiritual.
- La dedicación a la patria y al servicio de los demás.
- La práctica constante de una beneficencia activa y esclarecida hacia todos los hombres, sea cual sea su raza, nacionalidad, situación, religión y sus opiniones políticas o filosóficas.
“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)
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viernes, 2 de septiembre de 2005
FINALIDADES DE LA MASONERIA CRISTIANA
REGLA RECTIFICADA
El imprudente que espera la hora en que tiene que actuar para saber lo que debe hacer, sólo aprende por los reveses y el infortunio; y aquel que, para informarse sobre sus deberes espera el momento en que deberá cumplirlos, se expone a faltarles siempre.
I
Adora al Ser lleno de majestad que creó el Universo por un acto de su voluntad y que lo conserva por un efecto de su acción continuada. Prostérnate ante el Verbo encarnado, y bendice a la Providencia que te ha hecho nacer entre los cristianos. Demuestra en todas tus acciones una moralidad esclarecida, sin hipocresía y sin ostentación.
II
Recuerda siempre que el hombre fue la obra maestra de la Creación, ya que Dios mismo lo creo a su imagen y semejanza. Convéncete de la naturaleza inmortal de tu alma, y separa cuidadosamente este principio celeste e indestructible de alianzas extrañas.
III
Tu primera ofrenda pertenece a la Divinidad, la segunda, al soberano que la representa sobre esta tierra. Quiere a tu patria, honora a sus jefes; cumple escrupulosamente con todas las obligaciones de un buen ciudadano, y piensa que ellas han sido santificadas por los votos libres del Masón; infringirlas representa añadir la ingratitud al perjurio.
IV
Salidos de un tronco común, quiere como Hermanos a todos tus semejantes, ellos tienen un alma inmortal como la tuya. El universo es la patria del Masón, y nada de lo que concierna al hombre le es extraño. Respeta la asociación masónica extendida por todas partes, y ven a dedicar en nuestros templos tu ofrenda a la beneficencia.
V
Dios, pudiendo bastarse a sí mismo, se dignó comunicarse a los hombres. Acércate a este modelo infinito, derramando sobre tu prójimo toda la masa de felicidad que esté en tu poder. Todo lo que el espíritu humano pueda concebir de bueno, está sometido a tu acción. Que una beneficencia activa, esclarecida y universal sea el principio de tu conducta. Previene el grito de la miseria; no le seas nunca insensible. Huye de la avaricia y la ostentación, no busques la recompensa del bien en la aprobación de la multitud, sino en el fondo de tu corazón. Y cuando veas que no puedes hacer dichosos a tantos como tú quisieras, mira el conjunto sagrado de buenas acciones que nos une, y coopera según tus posibilidades y capacidades en nuestros útiles establecimientos.
VI
Sé afable y servicial, que tu ejemplo inspire en todos los corazones el amor por la virtud; comparte sinceramente las penas y las alegrías de tu prójimo, y que la envidia no enturbie jamás este gozo. Perdona a tu enemigo, ámale, hazle bien; cumplirás así con uno de los preceptos más sublimes de la moral sagrada y reencontrarás los vestigios de tu antigua grandeza.
VII
Sondea los pliegues escondidos de tu corazón. Tu alma es la piedra bruta que debes desbastar. Dedica al Ser Supremo la ofrenda de tus acciones ordenadas y tus pasiones vencidas. Que tus costumbres sean puras y que tu alma sea cierta, pura y recta. Evita el escándalo, teme a los frutos amargos del orgullo, que perdió al hombre. Estudia los jeroglíficos de la Orden, ellos velan grandes verdades, y gracias a esa meditación llegarás a ser mejor.
VIII
Todo Masón, de cualquier comunión cristiana, país o condición que sea, es tu Hermano, y tiene derechos sobre tu asistencia. Respeta en la sociedad las distancias legítimas. En nuestros templos, sólo consideramos las existentes entre la virtud y el vicio. Guárdate de establecer toda distinción profana que lesionaría nuestra igualdad, y no te avergüences jamás en el mundo de un hombre honesto al que aquí has abrazado como a tu Hermano. No hagas esperar el socorro que puedas ofrecer, intenta reconducir al que se equivoca. Si se levantan nubarrones entre los Hermanos, trabaja sin descanso por disiparlos, ya que solamente la concordia puede cimentar nuestros trabajos.
IX
No te apartes jamás de las obligaciones impuestas a los Masones las cuales tú has aceptado libremente; respeta a tus superiores, obedéceles; ellos hablan en nombre de las leyes. Que el compromiso que has formulado de guardar nuestros secretos, esté siempre en tu memoria, si osas vulnerarlo, tu corazón siempre te lo reprochará y todos los Masones te abandonarán.
FAQ SOBRE MASONERIA CRISTIANA
¿Qué es la Masonería Rectificada?
Es una Orden iniciática. Como tal, entronca con las más antiguas tradiciones iniciáticas que convergen en lo que René Guenon ha venido a definir como la Tradición Primordial.
¿Qué es la iniciación?
Es un proceso de reordenación de nuestro ser interior que devuelve al ser humano, si el interesado realiza el trabajo necesario para llevarlo a cabo, al estado que era el suyo anterior a la caída, considerando nuestra existencia y mundo que conocemos, como un estado transitorio. En cuanto al fenómeno de la iniciación en sí, existente desde el inicio de los tiempos, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que cada cultura tiene la suya, no hay una sola iniciación, pero de lo que sí estamos seguros es que la Iniciación Masónica es la que le corresponde al mundo occidental de tradición judeo cristiana.
¿Por qué la exigencia de la condición de cristiano para poder ingresar en la Masonería Rectificada?
No somos el único Sistema Masónico que exige la condición de cristiano para poder ingresar en él, en el bien entendido de que la condición de cristiano no restringe confesión cristiana alguna (católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes, etc.) y que no exigimos a nuestros miembros antes de entrar en Tenida, el certificado del cura párroco conforme han ido a misa el domingo anterior, allá cada cual con su conciencia, pero como decíamos, además de la Masonería Rectificada existen otros Sistemas como el Rito Sueco (practicado por todas las Grandes Logias Escandinavas) y en Alemania el Rito de Zinnendorf, que al igual que nosotros exigen esta condición, y por supuesto en Francia, donde tuvo su cuna la Masonería Rectificada, practicada por el Gran Priorato de las Galias, de quien la Masonería Rectificada española es hija y tiene Carta Patente.
¿Qué fines persigue la Masonería Rectificada?
Mantener viva una Tradición, una corriente iniciática a lo largo del tiempo - para nosotros y para las generaciones venideras – que permite al ser humano reintegrarse, al que era su estado de gloria anterior a la caída que lo precipitó a nuestro estado actual, a nuestro mundo sensible. Evidentemente que nuestros fines no tienen que ver con nada material, si no que toca plenamente a la espiritualidad. Resulta difícil para el hombre de la calle actual poder entender todo cuanto decimos, cuando nuestro mundo, nuestra sociedad ha dejado de ser tradicional, ha abandonado hace mucho tiempo (desde la revolución francesa), toda noción de Tradición.
¿Para que sirve ser Masón?
Para nada de lo que resulta bien visto en nuestra sociedad: dinero, influencias, relaciones, poder... nada de esto podemos ofrecerle. Pero podemos mostrarle el camino de la Sabiduría que lleva a la Verdad.
¿Qué utilidad tiene la Masonería en el siglo XXI?
Como antes hemos visto, la Masonería pretende realizar en el hombre una revolución interior, un volver a poner las cosas en su lugar, y evidentemente esta armonía, este equilibrio, este estado de Justicia y justeza, se tiene que notar a nuestro alrededor, en nuestra familia, entre nuestros amigos, en nuestra relación con los demás. Este fluir de dentro a afuera se tiene que traducir en el ejercicio de una beneficencia activa, esclarecida y universal que hace que nuestra Institución no tan solo sea útil sino que se convierta en imprescindible, puesto que va dirigida a las que son las verdaderas necesidades del ser humano, y éstas son totalmente atemporales puesto que contemplan al hombre de todos los tiempos. La noción de beneficencia es tan importante para nosotros que le dedicamos una página en esta web, la cual recomendamos visitar para poder entender a qué nos estamos refiriendo.
¿Cualquiera puede ingresar?
Después de lo que aquí estamos diciendo, dudamos que puedan haber muchos interesados en entrar, si somos realistas veremos que nuestro mundo no esta mucho por lo que son los principios masónicos. Sin embargo, los usos y costumbres masónicos dicen que para ingresar es suficiente con ser: "Un hombre libre y de buenas costumbres...". Entre los masones he oído en muchas ocasiones que la alusión a ser "un hombre libre..." tenía que ver con que, en el siglo XVIII, de donde provienen estos usos, aún había esclavitud en algunas partes del mundo (me pregunto si aún hoy no continúa existiendo), con lo cual esta alusión hacía referencia a que no se podía recibir masón un esclavo. Para la Masonería Rectificada la noción de "hombre libre" tiene que ver con que éste no sea esclavo de sus pasiones y vicios.
Quizá alguien pueda pensar que para estar con nosotros se tiene que ser un místico, un ser tan espiritual que prácticamente no sea de este mundo. Se equivoca totalmente, hay que tener vocación guerrera, ser vitalista. No es en vano que la condición más alta a que todo Masón Rectificado tiene derecho a aspirar es la de Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa. Pero ahora los Caballeros ya no vamos guerreando contra los infieles, ni derramando sangre con la espada, lo que no quita que nuestra guerra diaria sea menos cruenta. Hay muchos enemigos a batir y no todos exteriores, algunos incluso los llevamos dentro de nosotros, pero en cualquier caso, es en este mundo que debemos librar la batalla. La figura del monje-soldado, pero entendida en el sentido que venimos de decir, explicaría bastante el simbolismo.