“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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domingo, 21 de diciembre de 2014

Fiesta de la Refundación de la Orden Rectificada en Lyon



El pasado día 13 de Diciembre, en la ciudad de Lyon, se celebró la Festividad de la Refundación de la Orden Rectificada bajo la dirección del Directorio Nacional Rectificado de Francia - Gran Directorio de las Galias, donde también participaron los Grandes Prioratos Rectificados que se han unido al espíritu doctrinal y organizativo tal como se estableció en Lyon en 1778 durante el primer Convento Fundacional, y otros Grandes Prioratos de la amistad. El Gran Priorato Rectificado de Hispania estuvo representado en esta ocasión por su Serenísimo Gran Maestro y Gran Prior y por el Prefecto de Madrid.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Phaleg: fundador de las “Justas y Perfectas Logias”.- Jean-Marc Vivenza


Extracto de su obra 
“René Guénon y el Rito Escocés Rectificado”

El libro del Génesis, en sus capítulos 10 y 11, nos enseña que Phaleg era un descendiente de Sem, uno de los tres hijos de Noé que supo preservarse de la influencia perversa de Cham. Así, el nombre de Phaleg, “sustituyendo” felizmente al de Tubalcaín en los rituales rectificados, nos indica que es claramente, y no tan solo a causa de una “piadosa locura” proveniente del espíritu perturbado de un “crisíaco” según “el amable” y caritativo juicio de algunos autores, que la reforma lionesa [del Régimen Escocés Rectificado] quiere situarse en la descendencia de Sem. Leamos sobre el particular lo que Jean-Baptiste Willermoz expone, en un argumentario circunstanciado y apuntalado del que no se puede mantener que dé signos particulares de perturbación intelectual producida por las visiones de la Señorita Marie-Louise de Vallière (1731-1814), canonesa de Remiremont, hermana por otra parte del caballero Alexandre de Monspey (1739-1807), i.o. Eques Paulos a Monte Alto, para justificar ésta erradicación de Tubalcaín convertida en necesaria, cuando la tenida del Directorio Provincial de Auvernia, en Lyon, el 5 de marzo de 1785:

“...No se ha considerado como contradicción dar al Aprendiz esta palabra de reconocimiento [Tubalcaín] después de haberle hecho dejar todos los metales que son el emblema de los vicios. En efecto, por una parte, se le enseña que no es sobre los metales que el verdadero Masón debe trabajar; y por otra, se le pone en situación de creer que Tubalcaín, el Padre e inventor del trabajo sobre los metales, sería el primer institutor de la Masonería elevada.
Si Tubalcaín fue el fundador de una iniciación cualquiera, podemos ver cuál pudiera ser su objeto y objetivos por lo que de él dicen las Escrituras, y en este siglo en que tantos Masones se ocupan de la alquimia, un Régimen que conoce los peligros de tales prácticas no debe conservar un nombre que si se ha perpetuado ha sido por la ignorancia o la falta de atención de unos cuantos que no se han apercibido de ésta relación y ésta inconsecuencia, y están por ello todavía ligados a aquéllos que se ocuparían en imitar a Tubalcaín, que fue el primero en tratar los metales.Si de esta observación se pasa al examen del tiempo en que vivió Tubalcaín, podremos apreciar que fue antes del diluvio, azote por el cual Dios quiso borrar de la faz de la tierra las obras de los hombres. Si la iniciación de Tubalcaín se ha propagado, ésta es impura, y parece importante romper todas las relaciones con ella, motivo por el que se hace dejar a los Masones los metales, emblema verdadero y conservado en todos los Regímenes, como para separarlos de aquél que los trabajó primero.Es después del diluvio, en el tiempo de la confusión de las lenguas, que encontramos la razón de la fundación de una iniciación secreta que ha debido perpetuarse y que es el objeto de búsqueda de los Masones.Un estudio de la verdad hecha desde las más puras intenciones ha conducido a aprender que es en los descendientes de Sem donde hay que buscar la fundación de la verdadera iniciación. Sem fue bendecido por Noé, y es fundado creer que Phaleg, hijo de Heber y descendiente de Sem que fue padre de todos los hijos de Heber, es el fundador de la única y verdadera iniciación, y este motivo parece determinante para sustituir el nombre de Tubalcaín por el de Phaleg. Cham, maldito por Noé, habrá tenido su iniciación: todo parece probarlo, y que su palabra de reconocimiento habrá sido Tubalcaín; es el emblema de los vicios, y conviene a los hijos de Chanaam quienes la habrán transmitido; pero debemos recordar que ha sido dicho: que Chanaam sea maldito, que sea respecto a sus hermanos el esclavo de los esclavos”.

Phaleg encarna pues, como nos ha sido ampliamente demostrado aquí por Jean-Baptiste Willermoz, en tanto que fundador de las “Justas y perfectas Logias”, la verdadera “Tradición”, la iniciación santa y pura de los “hijos de Dios” que se han mantenido en la gracia del Eterno. Por otra parte, Daniel Fontaine, en un artículo tratando sobre esta cuestión, señalará justamente esta elección prometida de fecundas bendiciones, por una juiciosa observación semántica: “...la raíz del nombre de Phaleg es PHAL y quiere decir una elección, una puesta a parte, al mismo tiempo que una germinación [...]” (D. Fontaine, À propos de Phaleg, Les Cahiers Verts nº 10-12, Grand Prieuré des Gaules, 1992). Así mismo Jean Tourniac, fundándose en las mismas conclusiones semánticas, lanza esta sabia y solemne advertencia dirigida a los adversarios del sentido que representa Phaleg para el Rectificado: “Si la profecía de Phaleg, tal como la relata la tradición judía, no es “regocijante” –y la Verdad no tiene porqué ser consolante como recuerda René Guénon- ella es altamente saludable para los Masones “que tienen dos ojos para ver y oídos para oír”, y que están atentos a los signos, como el de la Torre de Babel. La maldición profética tiene valor de advertencia divina y sería imprudente “combatir” a Phaleg, por así decirlo, sea considerándolo como descalificado por la Orden masónica a consecuencia de su presencia en los grados azules del Rito Rectificado o inversamente” (J. Tourniac, Un nom très juif dans un rituel très chrétien : un certain “Phaleg”, in Vie et perspective de la Franc-Maçonnerie traditionnelle, Dervy, 1978, p. 174).




sábado, 6 de diciembre de 2014

Las dos ramas distintas de la Tradición.- Jean-Marc Vivenza

“Caín decidió ofrecer culto a los falsos dioses o príncipes de los demonios, para que le dotasen de un poder superior al que su hermano Abel había recibido del Creador…” [61]. “Caín, primogénito de Adán, es el modelo de esos primeros espíritus emanados por el Creador y su crimen es el modelo de aquel que estos primeros espíritus cometieron contra el Eterno. Abel, segundo hijo de Adán, constituye por su inocencia y santidad el modelo de Adán emanado después de estos primeros espíritus en su primer estado de justicia y gloria divina. Y la destrucción del cuerpo de Abel, operado por Caín, su hermano mayor, es el modelo de la operación que los primeros espíritus hicieron para destruir la forma de gloria con la que el primer hombre fue revestido, haciéndole de esta forma susceptible de estar como ellos en privación divina. He aquí la explicación cierta del primer modelo que forman Adán, Caín y Abel, por los trágicos acontecimientos ocurridos” [68].
Tratado de la Reintegración de los seres, Martines de Pasqually

Extracto de la obra de Jean-Marc Vivenza
"La Iglesia y el sacerdocio según Louis-Claude de Saint-Martin":

“Pero en el origen, o más exactamente desde la brutal división que se estableció entre los cultos celebrados por Caín y Abel el Justo, la ‘Tradición’ se va a separar dividiéndose en dos ramas distintas absolutamente antagónicas y opuestas entre sí, haciendo que no sea posible conferir un carácter unívoco a la noción de ‘Tradición’, como suele tomarse en el caso de la mayoría de autores tradicionales, sino que este tiene una doble esencia, constituyendo:

1º.- una rama abeliana pura y santa dicha “no apócrifa”, pues posee los elementos  del culto verdadero y de la “Santa Doctrina” que la acompaña;

2º.- una rama cainita, positivamente apócrifa, extraña y totalmente ignorante de los elementos del verdadero culto y de la “Santa Doctrina”.

Así, los dos cultos, el de Caín y el de Abel, darán nacimiento, desde el origen de la Historia de los hombres, a dos tradiciones igualmente antiguas o “primordiales”, si se quiere utilizar este término, pero en ningún modo equivalentes desde el punto de vista espiritual. Las etapas que llevarán a buen término la Revelación del Divino Reparador participarán pues de los elementos propios de la religión primitiva transmitida por la Tradición no apócrifa, establecida desde los orígenes sobre ‘una Palabra, un Culto y una Ley’, tres elementos que fueron preservados en el seno de la larga cadena que desde Adán hasta Cristo (Abel, Seth, Elías, Enoc, Noé, Melquisedec, Josué, Zorobabel, etc.) ha sido detentora de las bases del sacerdocio confiado a Adán por el Eterno”.


domingo, 23 de noviembre de 2014

Trabajos de Maestros Escoceses de San Andrés en Madrid


El pasado viernes día 21 la J. y P. L. Caballeros de la Rosa nº 1 llevó a cabo una Tenida de Maestros Escoceses de San Andrés donde fueron recibidos en este Grado tres nuevos Hermanos de los estamentos de ultramar del G.P.R.D.H. Dos de ellos provenían del Triángulo Jean-Baptiste Willermoz nº 3 de San Antonio de los Altos en Venezuela, que tras esta ceremonia y habiendo sido instalado su primer Venerable Maestro se constituyó en una nueva Logia de San Juan, por lo que a partir de ahora podrán ser iniciados en estos Valles algunos profanos que estaban a la espera. Igualmente fue recibido en el 4º Grado un nuevo Hermano de la R.L. Caballeros de Concordia nº 7 de los Valles de Cochabamba en Bolivia, siendo igualmente instalado como Venerable Maestro de dicha Logia.

Nos congratulamos del excelente trabajo que estos Hermanos están llevando a cabo en sus respectivos Orientes y del fortalecimiento de las columnas del Directorio Escocés Nacional en tierras de ultramar, donde nuestro Régimen consolida sus raíces para seguir creciendo con fuerza, con perseverancia y con garantías de que el edificio se construye bajo sólidos cimientos.

Con ocasión del viaje de estos Hermanos, también el sábado día 22 tuvo lugar en Madrid un seminario de formación sobre la doctrina y la historia de nuestro Régimen que fue bien aprovechado por todos los participantes que compartieron fraternalmente la jornada.

Ya  durante  esta semana retornarán a sus lugares de origen deseosos de transmitir la Luz que con tanto deseo y esfuerzo vinieron a tomar a los Valles de Madrid. Que Dios les ayude y les ilumine en esta noble labor.


martes, 18 de noviembre de 2014

Élus Cohen del Universo y Régimen Escocés & Rectificado.- Jean-Marc Vivenza

Extracto de su obra "Los Élus Cohen y el Régimen Escocés Rectificado"

La Logia es de hecho la imagen del cosmos y de su drama divino; las luminarias por las cuales se ilumina devienen “estrellas”, estrellas que simbolizan el trabajo realizado en el mundo visible e invisible.

Así se impone que pueda ser erigido un Orden iniciático de esencia caballeresca, pero de una caballería totalmente espiritual, pues está destinada a librar una batalla sutil que se halla en el invisible, capaz de luchar, no para restablecer un Orden material inexistente en favor de la historia del siglo XVIIIº, sino contra los restos de la degradación original, comprometida en un combate susceptible de reducir y abatir las fuerzas malsanas que aprisionan a los seres en las oscuras prisiones del dominio de las sombras tras la Caída.

Por otra parte es importante resaltar este programa de la “Reintegración” bajo la forma de un plan teórico y práctico, estructurado e impresionante por su sutil conocimiento de las cosas ocultas, que va a convertirse en el fundamento esencial del pensamiento Willermoziano, y que conducirá naturalmente al iniciado lyonés a constituir, al completo, el Régimen Escocés Rectificado, para que sea específicamente un instrumento eficaz de preservación, el “conservatorio” vivo de la enseñanza guardada por los Reaux-Croix, y de hecho, el depositario activo de la doctrina martinesiana así como de la “influencia espiritual” Cohen auténtica y verdadera que aún perdura, y que perdurará como única en el plano histórico, a pesar de los tiempos, conservándose válida y legítimamente por el carácter ininterrumpido de la cadena que le une a la Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo”.       


jueves, 6 de noviembre de 2014

LA FIESTA DE LA RENOVACIÓN DE LA ORDEN.- Gilles Ducret

LA FIESTA DE RENOVACIÓN DE LA ORDEN
del 6 de noviembre
Por Gilles Ducret


He aquí que, hace poco más de dos siglos, la Masonería rectificada tomaba cuerpo en el Convento nacional de Lyon, llevado a cabo en noviembre de 1778. Es de este convento que data el Código masónico de las Logias reunidas y rectificadas que prevé, en el capítulo de banquetes y fiestas, junto a los dos San Juan, esta fiesta de renovación de la Orden del 6 de noviembre.

Dicho código precisa que durante esta última se dará lectura al Código de los Reglamentos masónicos y el Orador pronunciará un discurso solemne, en el transcurso del cual sugiere que se podrá hablar de la reforma alemana y francesa, y de los actos de beneficencia que la Masonería haya hecho en las diversas regiones de Europa.

Prevé también que se tratará, en este día, de reunir en el mismo local a todas las Logias de una misma ciudad o de una misma comarca.

No queriendo tomar aquí el lugar del Hermano Orador, nuestro papel se limitará, simplemente, a llamar la atención de los Hermanos sobre la importancia que reviste esta Fiesta, a la vez para la Orden en general, y para esta Logia y cada uno de los que la componen en particular.

Nos limitaremos pues a tres observaciones y un deseo: 

I - La importancia de esta Fiesta para la Orden en general


Esta fiesta, en tanto que Fiesta de la Orden, nos parece afirmar tres cosas esenciales:

1. La noción de Orden;
2. La idea de una renovación de la Orden;
3. La conciencia de la vocación iniciática de la Orden.

1. La noción de Orden

Esta noción de Orden está siempre presente en la masonería Rectificada.

Pero, ¿de qué Orden se trata?

El Hermano preparador lo anuncia de entrada al candidato (cf. ritual del grado de Aprendiz, pág. 32):

“Le invitará a no confundir jamás la respetable Orden de los francmasones con esa multitud de individuos, y también de Logias, que han usurpado ese título, aunque ignoran o desconocen el fin real y sus verdaderos principios, y que degradan así la francmasonería con su conducta, y más aún por las falsas doctrinas que han adoptado y que no ocultan profesar”.

El Venerable Maestro reviste al Aprendiz con el mandil diciéndole (ibid., pág. 91): “Recibid de mis manos el hábito de la Orden más antigua y respetable que jamás haya existido”.

Se trata pues, sin ningún equívoco, de la Orden de los Francmasones.

2. La idea de una renovación de la Orden

Es decir, en qué medida la Masonería rectificada ha estado deseosa, desde su fundación, por reformar, por restituir la Francmasonería auténtica.

Todo el mundo conoce ese pasaje de una carta de Willermoz a Charles de Hesse, del 12 de octubre de 1781: “He estado convencido, desde mi entrada en la Orden, de que la Masonería velaba verdades raras e importantes, y esta opinión se convirtió en mi brújula”.

Desde entonces, para Willermoz, rectificar la Masonería fue su razón de existir, haciendo de ella el vehículo de las “verdades raras e importantes” que ella contenía bajo forma velada.

He ahí lo que podemos denominar la renovación de la Orden, puesto que la rectificación esperada y obrada por Willermoz encontró su consagración en los conventos de Lyon y Wilhelmsbad.

3. La conciencia de la vocación iniciática de la Orden

Es en razón de que esta vocación iniciática de la Masonería había sido perdida de vista por lo que Willermoz emprendió su rectificación, trayendo de nuevo los Hermanos a la Orden.

Es esencial, para un Masón, sentir que pertenece a una Orden con la cual debe formar un cuerpo.

Y esta fiesta, como cada fiesta, nos permite reafirmar, de corazón y de palabra, este lazo esencial. 

II - La importancia de esta fiesta para nuestra Logia


El trabajo de rectificación de la Masonería, emprendido por Willermoz, debe ser continuado por nuestra Logia.

A este respecto, tres cosas nos parecen esenciales en la renovación de nuestra Logia:

 1. La búsqueda de la unidad;
 2. El ideal espiritual más elevado;
 3. El trabajo necesario para alcanzarlo.

1. La búsqueda de la unidad

Nuestra Logia debe tener así, continuadamente, la preocupación por su cohesión, por su unidad, que le asegurara la estabilidad necesaria en toda progresión.

2. El ideal espiritual más elevado

Este ideal espiritual pasa, primeramente, por la conciencia constante de representar en los trabajos de la Logia la Orden de los Francmasones, en lo que ella tiene de mejor, de más respetable, de esencial.

Es la conciencia misma, la idea fija de Willermoz: “La Masonería es el vehículo de verdades raras e importantes”.

3. El trabajo necesario para alcanzarlo

Es el trabajo en su sentido más espiritual. Nada peor que una Logia que ronronea cómodamente en el confort espiritual del buen taller, creyéndose el mejor de los talleres, del taller “modelo a seguir”. Es el análisis profundo de los símbolos de la Logia, mediante la práctica más rigurosa del ritual, la exigencia de ese trabajo ante los Hermanos que la componen. 

III - La importancia de esta fiesta para cada uno de los Hermanos de la Logia


Este trabajo de rectificación debe ser continuado, también, para cada uno de los Hermanos.

A ese respecto, tres cosas nos parecen esenciales al Masón para su propia renovación:

1. El sentido del compromiso en la Orden;
2. La conciencia de una necesaria renovación;
3. El sentido del amor fraternal.

1. El sentido del compromiso en la Orden

El compromiso del Masón es algo de importancia capital. Sí, porque no es un compromiso triste, es el compromiso del hombre libre.

Y esta fiesta de renovación de la Orden, ¿no es también la fiesta de nuestro propio compromiso a renovarnos ante Dios, ante nuestros Hermanos y ante la humanidad? Nuestro compromiso en la Orden está gestado de verdadera libertad, es una simiente de verdad.

2. La conciencia de una necesaria renovación

Si no tuviéramos conciencia de esta necesidad, ¿estaríamos aquí en este momento? Se trata, como bien dice San Pablo, “de matar al hombre viejo para originar al hombre nuevo”, como haciendo eco a las palabras de Juan el Evangelista: “He aquí, que hago cosas nuevas”. En virtud de las maravillosas correspondencias que tiene con el milagro de la Unidad, la Orden, es también nuestro propio orden interior. Es verdaderamente lo propio de una Orden auténticamente iniciática que nos permite volver a encontrar nuestro orden interior. Es decir, que esta fiesta es también la fiesta de nuestra propia renovación en la Orden.

3. El sentido del amor fraternal

Es el Amor que nos renueva, que transfigura la mirada con que miramos a nuestros Hermanos. ¿Cómo pretender amar a Dios si somos incapaces de amar a nuestros Hermanos? Amar a tu Hermano por lo que él es realmente, por lo que él ES en el fondo de sí mismo, es así a la vez por uno mismo y por el otro, la renovación que revela cada uno a él mismo. En esto consiste la revelación que el Señor nos aporta en lo más profundo de nuestro corazón, allá donde el silencio y la pureza reciben Su Palabra reveladora.

Que podamos decir con el apóstol Juan, el bien amado del Señor, “sabemos que pasamos de la muerte a la vida porque amamos a nuestros Hermanos”. Es decir, que esta Fiesta es también la fiesta de nuestra propia renovación en el amor fraternal.

Para terminar, un deseo.

Que esta Fiesta sea vivida, el año próximo, como una verdadera fiesta, con toda la alegría, todo el amor fraternal y todo el esplendor que ella merece.

Que con esta ocasión, tengamos todos una plena conciencia de ser uno con esta Orden, la más antigua y respetable que nunca existió.

Que podamos, a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, en el nombre de la Orden, prepararnos en lo más profundo de nuestro corazón, allí donde cesan todas las vanas palabras, allí donde reina la Palabra, eternamente, a fin de que estemos verdaderamente renovados.




domingo, 2 de noviembre de 2014

El Culto Primitivo en el Régimen Escocés Rectificado.- Jean-Marc Vivenza


Extracto de su obra "Los Élus Cohen y el Régimen Escocés Rectificado", Capítulo V: "Expiación, purificación, reconciliación y santificación: los cuatro tiempos de la reedificación del Templo del menor espiritual"

"...¿cómo se va a traducir, para el Régimen Escocés Rectificado, esta ciencia del hombre, que procede directamente de la enseñanza martinezista sobre la cual se apoya, por medio de correcciones previas y significativas enmiendas efectuadas para volverla conforme a las verdades de la fe cristiana? De qué manera esta “ciencia” singular conseguirá, concretamente, coger forma para conseguir fundirse enteramente en los diversos grados y niveles de la “rectificación”, hasta tal punto que se volverá tan íntima con el Régimen Rectificado que es ahora relativamente delicado, debido al genio con el cual Willermoz supo, mediante suaves toques, distribuir los elementos de esta ciencia en su sistema, extraerla para proyectar sobre ella una luz que le permita aparecer en toda su integral profundidad y clara formulación.

La única manera de conseguir resolver estas legítimas cuestiones, cuya elucidación es indispensable si se desea llegar a comprender la esencia espiritual auténtica del Rectificado, es preguntarse en qué consiste el primer y mayor objetivo, el objetivo central del Régimen fundado por Jean-Baptiste Willermoz. Ahora bien, a esta pregunta se puede aportar una respuesta simple e inmediata, que nos es expuesta por la Instrucción secreta de los Grandes Profesos: “El único objetivo de la iniciación es conducir del Porche al Santuario”; lo que significa, positivamente, que el Rectificado, cuya finalidad es “esclarecer al hombre acerca de su naturaleza, su origen y su destino”, no posee otro programa que el de la “Reintegración”.

Es evidente, como lo mostrará Willermoz, que si el hombre no hubiese degradado su naturaleza librándose a la prevaricación, sería inútil iniciar hoy en día tal proceso de regeneración. Pero ahora, pudriéndose en su estado lamentable, un importante trabajo se le impone puesto que el hombre es “indigno de acercarse al Santuario”, trabajo que podría resumirse en la imperativa obligación para el Menor espiritual caído de obrar en recobrar su estado primitivo original, que fue el objetivo reconocido de la verdadera Iniciación por el intermedio de sus profetas y de sus enviados que prescribieron siempre “una multitud de lustraciones y purificaciones de todo tipo que exigían a los iniciados, y solamente tras haberles preparado de esta manera, les hacían descubrir el único camino que puede conducir al hombre hacia su estado primitivo y restablecerle en sus derechos perdidos” (Instrucción secreta). Si no hay otra finalidad para la iniciación, ni otro objetivo más precioso y vital, lo que sostendrá con gran fuerza y enérgica convicción Jean-Baptiste Willermoz, entonces se hace necesario organizar un camino, preparar una “vía” que se encarnará en lo que quiso ser, y se pensó en tanto que Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, la rectificación comprometida en 1778 en Lyon.

Curiosamente, para llevar a la práctica este proceso de reintegración del hombre, y casi invisiblemente dándole a primera vista un barniz “ético” o “moral”, que llegará hasta engañar a algunos Masones, y no los menos instruidos, el Rectificado retomará por su cuenta sin divulgarlo demasiado las tesis de Martinès relativas al culto primitivo, y reproducirá así los grandes principios de la doctrina de los Cohen: El hombre, ser espiritual menor, tenía que operar un culto. Era puro y simple, pero habiendo degradado su ser y desnaturalizado su forma, su culto cambió. Se ha vuelto sujeto a la ley ceremonial del culto. El hombre, que participa de la naturaleza divina y completa la cuádruple esencia, debe rendir un culto que corresponde a las cuatros facultades divinas de las cuales es imagen y semejanza”. Es cierto que el culto celebrado por los Cohen integraba elementos del culto celebrado por Adán, pero perfeccionándolos, haciéndoles más eficaces y justos: “Culto de expiación, purificación, reconciliación, santificación. El último corresponde al pensamiento divino, el tercero a la voluntad o al verbo, el segundo a la acción, el primero a la operación. El hombre en su primer estado solo tenía que operar para él un culto de santificación y de alabanzas. Era el agente por el cual los espíritus que debía traer de vuelta debían operar los otros tres. Al haber caído, debe operarlos él mismo. Estos cuatro cultos se designaban en la antigua ley por los 4 diferentes sacrificios que hacía el gran sacerdote, por las 4 especies de animales. También lo eran por los 4 tiempos, o fiestas principales, y por las 4 oraciones diarias. El verdadero culto fue enseñado a Adán tras su caída por el ángel reconciliador, fue operado santamente por su hijo Abel en su presencia, restablecido bajo Enoc quien formó nuevos discípulos, olvidado después por toda la tierra y restaurado por Noé y sus hijos, renovado luego por Moisés, David, Salomón, Zorobabel y finalmente perfeccionado por Cristo en medio de los doce apóstoles en la Última Cena”[1].

Este culto nunca será enseñado en términos directos a los miembros del Régimen Rectificado, puesto que Willermoz reservará su conocimiento, no práctico sino teórico, únicamente a los Caballeros Profesos y a los Grandes Profesos. Sin embargo, se conducirá a los hermanos del Régimen por un proceso de regeneración espiritual tal que cumplirán, sin estar realmente consciente de ello, los principios, las reglas, las leyes y ceremonias de este culto, llevándoles a comprometerse, lenta y armoniosamente, en una santa labor de regeneración espiritual durante todo el tiempo de su vida masónica. Sin embargo, el carácter fundamental del cuaternario va a tomar con el Régimen Rectificado, que se libera de los marcos de la masonería estructurada en tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, tal evidente dimensión que va a posicionar al sistema de Willermoz en una actitud de brusca y, para algunos, chocante originalidad, de tal forma que se va a acoplar con las convicciones de la doctrina Cohen, que retoma para su propósito a este respecto y las hace completamente suyas. Así, para reedificar el templo tripartito destruido y en ruinas, el Menor de potencia cuaternaria deberá, en cuatro tiempos, reencontrar los elementos del culto original fundado sobre los cuatro sacrificios, las cuatro oraciones diarias y las cuatro fiestas principales. Descubrimos entonces mucho mejor por qué Willermoz, quien deseaba situar su Orden bajo los auspicios del “verdadero culto” y del sacerdocio primitivo, edificó su sistema masónico en cuatro grados y no en tres.
***

Volviendo con un sentido consumado de la pedagogía espiritual sobre las grandes líneas de la historia universal, Jean-Baptiste Willermoz, que observará sobre este punto una gran fidelidad con respecto a la enseñanza de Martinès de Pasqually, sobre todo cuando éste, como era natural, se fundaba y se basaba en la exposición de su doctrina sobre el texto y la letra de la Santa Escritura, llevará entonces toda la perspectiva de su sistema iniciático en una sutil y extremadamente realista obra de regeneración, siguiendo casi paso por paso las diferentes etapas que vieron a Adán, escuchando desgraciadamente al padre de la mentira, ser desposeído de su estado glorioso, luego expulsado del Edén para sufrir, en este mundo tenebroso, el espantoso duelo de un exilio que le valdrá, debido a una penosa expiación, al principio sufrida, pero que todo hombre tendrá que aceptar y poner en práctica para poder colaborar en el trabajo de purificación que permitió a la humanidad reencontrar la amistad de Dios y beneficiarse de la gracia reparadora y santificadora de su Hijo, ofrecida hoy en día gratuita y libremente a toda criatura deseosa de reencontrar el camino que conduce a la inefable comunión con el Eterno por la reconstrucción del Templo universal tripartito.

Estas tres partes del Templo universal, y por ende del Menor, van a ser particularmente marcadas y resaltadas en el seno del Régimen Escocés Rectificado, el cual, recogiendo y adaptando magistralmente la forma arquitectónica del Templo que Salomón edificó en Jerusalén (forma organizada según las diferentes estancias del santo edificio: Porche, Santo, y Sancta Sanctorum, perfectamente adaptable, al menos simbólicamente, en lo que debiera ser la reedificación espiritual de cada hijo de Adán), invitará a los hermanos a franquear los muros que les alejan, desgraciadamente, del recinto sagrado y, a continuación, penetrar piadosamente, bajando la cabeza con el sentimiento de su falta, en el interior de este majestuoso Templo para poder, finalmente, al entrar en el Santuario, alabar a la Divinidad y celebrarle un verdadero culto, magnificando la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu, cantando la inmensidad de su Amor.

En este esquema tripartito de reconstrucción, todo participa de un gran y escrupuloso respeto hacia la Palabra de la Revelación, todo está en profundo acuerdo con la doctrina de los padres de la Iglesia, todo se corresponde con un exigente conocimiento de la realidad espiritual y antropológica que preside en el fondo la constitución interior de cada ser y condiciona rigurosamente los más mínimos progresos en su camino personal hacia el Reino de la Verdad.

Cuando trataban la cuestión del camino espiritual, los doctores de la fe hablaban efectivamente de un progreso que se descomponía en tres tiempos distintos, respectivamente: la purificación, la iluminación y la unión. La mayoría de los tratados al respecto explicaban con todo lujo de detalles lo que distinguía estos tres tiempos, y describían la manera de avanzar en el seno de estas etapas esenciales de la perfección cristiana donde el alma se purifica sintiendo su inteligencia, su memoria y su voluntad. Pero la juiciosa intuición de Willermoz fue la de conjugar, reuniendo los cuatro tiempos del culto primitivo con la reconstrucción tripartita del Templo universal, la perspectiva de la “Reintegración” tal como la describió Martinès de Pasqually, con los criterios seguros y sabios de la tradición secular de la teología ascética y mística. Esta pertinente “alianza” desembocará en la constitución de una arquitectura iniciática muy eficaz, respetuosa de los fundamentos de la Revelación, atenta al sentido simbólico propio que podían constituir para la criatura caída los grados de su retorno amistoso cerca de Dios.

Presentando al hermano de manera clara el Porche, el Templo y el Santuario como tantos recintos que tendrá que franquear para acceder a la plenitud de la iniciación que espera obtener de por su compromiso en la Orden, el Régimen Escocés Rectificado, al reconstituir con sus tres clases (Masonería, Caballería y Profesión) las tres partes tradicionales del Templo, se inscribirá desde entonces como una verdadera escuela de realización evangélica, a saber, volver a dar consciencia, aquí abajo, a cada miembro, hermano querido del Señor, del lugar que le corresponde y que le espera desde siempre en el Cielo cerca del Eterno.

Estas tres partes del Templo responden a un ternario que sabemos ocupa un lugar fundamental en el Régimen Escocés Rectificado, y van por tanto a desempeñar un papel central desde el punto de vista de la aplicación del trabajo iniciático que solo podrá apoyarse, claro está, porque todo depende de ello, todo procede de ello y todo conduce a ello, sobre el ternario en el sentido genérico del término. Robert Amadou publicó una tabla recapitulativa muy instructiva al respecto en su Prefacio a las Lecciones de Lyon, precedido de esta advertencia: “El ternario fue elegido entre las diez páginas del libro del hombre porque es necesario empezar con lo que se tiene. 3 es del mundo universal, según lo cual todo es producido, y número de las formas producidas; número del Verbo y del Espíritu Santo en acción, número de sus agentes creadores; número de nuestro mundo, pobres de nosotros, ricos de nosotros”.

Con el objetivo que sea un paradigma permanente en su sistema masónico, Willermoz, fino pedagogo, añade a este cuadro general los tres tiempos de la historia del hombre y de la reconstrucción de su Templo, insistiendo sobre el trabajo necesario derivado de la comprensión de esta puesta en perspectiva universal que condiciona, en cada período y para todas las generaciones que se han sucedido y que se sucederán en este mundo, el destino de los hijos de Adán esperando la reconciliación que les abrirá por fin las puertas del Reino: “Este término, escribirá Saint-Martin, solo será alcanzado por aquel que haya pasado por el crisol de la purificación, haya sufrido todas las pruebas que la justicia exige a los culpables menores y haya trabajado el tiempo requerido a la gloria del Gran Arquitecto del Universo. Esto será el salario que recibirá cada elegido cuando haya fielmente cumplido con los deberes de aprendiz y de compañero, para merecer ser recibido maestro, es decir, ser admitido al culto en el altar y a llevar el incensario”.

No podemos dejar de recordar las palabras dirigidas por el hermano Orador al nuevo iniciado del Régimen Escocés Rectificado, explicándole el sentido de los tres viajes que acaba de realizar: “Los tres estados de Buscador, Perseverante y Sufriente están tan ligados en el hombre de deseo que nos ha parecido necesario recordárselos juntos a través de cada uno de los viajes. Los tres viajes en la oscuridad han representado la penosa carrera que el hombre debe recorrer, los inmensos trabajos que debe realizar sobre su espíritu y sobre su corazón, y el estado de privación en el cual se encuentra cuando está abandonado a sus propias luces. La espada sobre el corazón designa el peligro de las ilusiones a las cuales está expuesto durante su carrera pasajera, ilusiones que no puede rechazar más que con vigilancia y depurando siempre sus deseos. Las tinieblas que os rodean designan también aquellas que cubrían todas las cosas en el principio de su formación. Finalmente, el guía desconocido que os ha sido dado para recorrer este camino figura el rayo de luz innato en el hombre, única vía para sentir el amor a la verdad y poder llegar hasta su Templo”.




[1] Las Lecciones de Lyon, nº 99, del sábado 22 de junio de 1776, W.

lunes, 6 de octubre de 2014

El GPRDH celebra su Fiesta Anual


   El pasado día 4 de Octubre se celebró la Festividad del G.P.R.D.H. en los Valles de Madrid, donde se sucedieron varios acontecimientos relevantes para la Orden Rectificada. Durante el Gran Capítulo de la Orden Interior, que tuvo lugar por la mañana, fue elegido por unanimidad como nuevo Serenísimo Gran Maestro y Gran Prior el muy R. H. Iacobus, i. o. E. a Sacro Corde, dado que por motivos de edad y familiares el ya Gran Maestro Emérito Emmanuel, i. o. E. ab Iustitia, consideró oportuno ser relevado en la dirección de la Orden, pasando a continuar sus servicios a la misma como nuevo Gran Orador. El nuevo Serenísimo Gran Maestro continuará así con su cuadro de Grandes Oficiales con la orientación ya marcada por la Gran Maestría anterior, considerando que es la más acertada…

(leer la noticia completa en la fuente)

domingo, 21 de septiembre de 2014

Boletín GEIMME nº 43

Boletín GEIMME nº 43
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LA IGLESIA INTERIOR
SEGÚN EL FILÓSOFO DESCONOCIDO
Edificación mística de la Iglesia celeste
en el corazón del hombre

por Jean-Marc Vivenza

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LAS ESCRITURAS MÁGICAS
Entre el Ángel y el hombre

por Gilles Le Pape

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LA ORDEN DE LOS CABALLEROS
BIENHECHORES DE LA CIUDAD SANTA Y SU FUNCIÓN MÍSTICA

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SOBRE LA FILIACIÓN DE LOS ÉLUS COHEN Y LA CHOSE

Notas de Robert Amadou
(1924 - 2006)



jueves, 11 de septiembre de 2014

La Resurgencia de los Élus Cohen y su Filiación.- Robert Amadou



"Martines había designado como sucesor a Armand-Robert Caignet de Lester, o Lestère (1774-1778). Tras él, Sebastian de Las Casas (1778-1781) fue puesto en tela de juicio por Willermoz y sus amigos, así como por Jean-Jacques Du Roy d'Hauterive. Éste actuó como un Gran Soberano sin ostentar el título.
Durmiente en 1807, en sueños después, la Orden, escribe J.-B. Willermoz, perdió a todos sus Réaux-Croix en 1822. Esto se dijo apresuradamente. Sin embargo, el T.P.M. Destigny, quien falleció en 1868 o 1869, conservaba los archivos Cohen desde 1809; no fue Gran Soberano de la Orden, ni fue encargado de su mantenimiento bajo ninguna forma, salvo en la leyenda. En el siglo XX, las pretendidas filiaciones rituales son falaces; muestran a menudo gran confusión de hecho entre el Régimen Escocés Rectificado y los Élus Cohen. La Orden de los Élus Cohen fue despertada por la gracia de una filiación espiritual comprobada, en 1942-1943; Georges Lagrèze (1943-1946), luego Robert Ambelain (1946-1967), fueron Grandes Maestros; Iván Mosca, fue Gran Soberano a partir de 1967. Los hermanos operan, solos o en grupos, con autonomía, todos procedentes de la misma resurgencia” 
(R. Amadou, Encyclopédie de la F.M., edition 2000) 
Referente a esta “resurgencia” de la cual descienden, en el mejor de los casos, todas las “Órdenes Cohen” actuales, nos remitiremos al folleto publicado por el CIREM que Robert Amadou firmó con su nomen iniciático: Ignifer, que aporta la luz más completa sobre los datos de su problema, y cuya conclusión es la siguiente, tras haber mostrado que el sueño de una continuidad entre la Orden de los Élus Cohen y la Gran Profesión, detentada por Georges Lagrèze (1882-1946), que algunos pretendieron establecer, es una fantasía piadosa, sabiendo que: 
Prestando contra toda evidencia la cualidad de Gran Profeso a Lagrèze, éste no podía transmitir su eventual “iniciación de Gran Profeso”, porque uno no se convierte en Gran Profeso en virtud de una iniciación individual, sino por la admisión a un colegio de Grandes Profesos decidida con la unanimidad de sus miembros. La filiación ritual de los Élus Cohen no puede confundirse con la filiación imaginaria de los Grandes Profesos, ni con ninguna otra filiación iniciática de naturaleza ritualística. Hay ausencia de toda filiación ritual, referente a los Élus Cohen, en la época contemporánea, más allá de esta resurgencia” [El único elemento tangible sobre el cual puede apoyarse de manera válida esta “resurgencia” está por tanto únicamente basado sobre un elemento puro de “deseo”, fuera de todo vínculo histórico]... La validez de la resurgencia Cohen que podemos, a la vista de la cronología anterior, fechar en 1942/1943, fue verificada sin ambages, e incluso antes de la carta, en 1942, por la gracia de la Chose, lo cual no llegó a desmentirse después. La filiación ritual salida de esta resurgencia obtiene de ello su propia validez".
    (R. Amadou, La Résurgence, notice historique CIREM, Carnet d'un élu coen, 3, 2001, p. 6)

domingo, 7 de septiembre de 2014

Et Tenebrae Eam Non Comprehenderunt.- Jean-Marc Vivenza

(Extracto de su obra: "Los Élus Cohen y el Régimen Escocés Rectificado")

El Delta radiante, en el Régimen Escocés Rectificadorepresenta la Imagen primitiva del primer Adán, que se ha hecho visible con el último Adán, el Hombre-Dios, el Verbo Divino encarnado, el Dios hecho hombre. Esta encarnación, que fue también la venida de la Luz, vista en el drama divino que se muestra en torno a la persona del Salvador, enfrenta directamente la Luz a las tinieblas. He aquí ciertamente la razón de la asimilación del mundo a las tinieblas en el texto evangélico que es utilizado para colocar el Delta en la Logia. En efecto, alejar las tinieblas supone en primer lugar recibir al Verbo, Luz de los hombres y del mundo, es aceptar la acción transformadora y “deiforme” que nos propone la encarnación, puesto que “ser cristiano es ser en Dios desde aquí abajo y desde ahora”, ser en Dios, es decir, estar en su Luz y vivir de su Luz….

Podría ser que Louis-Claude de Saint-Martin tratará de esto al revelarnos la clave de este sorprendente enigma cuando nos muestra que el triángulo es sin duda el hombre, y en otros sitios, muy generalmente, el compuesto material en tanto que imagen general de las cosas creadas y asimiladas a las tinieblas como pensaba Martines, y como lo da a entender el hecho de que el triángulo de la logia rectificada esté rodeado por la frase del Prólogo de San Juan evocando esta negra esencia del mundo, pero que al mismo tiempo sea igualmente y en una relación idéntica, aunque en un orden singularmente diferente de excelencia y de suprema Santidad, la Divinidad encarnada.

El Triángulo encarnaría entonces, a la perfección, el principio de “imagen y semejanza”, representando, ante nuestros ojos, toda la historia del hombre desde su emanación divina primitiva hasta su retorno en gloria por la gracia del Divino Reparador, según una suerte de donación gratuita de una parte de la Esencia Divina que él ha, ¡desgraciadamente!, perdido temporalmente, habiendo sido por su terrible Caída aprisionado en las “tinieblas” de su cuerpo material, esencia y primera propiedad que está, no obstante, destinada a retornar si obra y acoge en él la “Luz” radiante del Verbo de Dios… La Triple potencia en tanto que pensamiento, voluntad y acción, simboliza bien la “Toda Potencia” de la Santa Trinidad en su esencia activa y redentora operando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, que envía al Verbo, tomando forma humana, para restaurar en justicia a los hijos de Adán en su ser original, sobre lo que nos instruye de hecho el Delta de Oriente… 

La perfección del Ternario, donde el Delta luminoso simboliza la verdad, destinado de esta forma a devolver al hombre a su primer estado de perfección por la acción concreta del Verbo en el mundo, confiere al Triángulo de Oriente la misión de recordarnos la primera propiedad de Adán unida a la humanidad de Jesús-Cristo. De aquí que la constante relación ternaria en logia se halle particularmente marcada en el Régimen Escocés Rectificado, fundamento metafísico así como base simbólica muy particularmente resaltada en este Rito, donde la noción de luz está constantemente referida a la Revelación.