“Hubo un gran combate en los cielos. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya lugar en el Cielo para ellos. Y fue arrojado el Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él”.
(Apocalipsis 12:7-9)
A San Miguel Arcángel se le representa con el traje de Guerrero o de Soldado Centurión como Príncipe que es de la Milicia Celestial.
San Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama “Príncipe de los espíritus celestiales”, “jefe o cabeza de la milicia celestial”. Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento.
Muy apropiadamente es representado en el arte como el ángel guerrero, el conquistador de Lucifer, poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo infernal, amenazándole con su espada, traspasándolo con su lanza, o presto para encadenarlo para siempre en el abismo del infierno.
La cristiandad desde la Iglesia primitiva venera a San Miguel como el ángel que derrotó a Satanás y sus seguidores y los echó del cielo con su espada de fuego.
Es tradicionalmente reconocido como el guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de la Iglesia y como protector de los cristianos contra los poderes diabólicos, especialmente a la hora de la muerte.
LA FIDELIDAD DE SAN MIGUEL PARA CON DIOS
El mismo nombre de Miguel, nos invita a darle honor, ya que es un clamor de entusiasmo y fidelidad. Significa “¿Quién como Dios?”.
Satanás tiembla al escuchar su nombre, ya que le recuerda el grito de noble protesta que este arcángel manifestó cuando se rebelaron los ángeles. San Miguel manifestó su fortaleza y poder cuando libró la gran batalla celestial. Por su celo y fidelidad para con Dios, gran parte de la corte celestial se mantuvo en fidelidad y obediencia. Su fortaleza inspiró valentía en los demás ángeles quienes se unieron a su grito de nobleza: “¡Quién como Dios!” Desde ese momento se le conoce como el capitán de la milicia de Dios, el primer Príncipe de la Ciudad Santa a quien los demás ángeles obedecen.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL Y LA ORDEN RECTIFICADA
Constituyendo nuestra Orden una Caballería Cristiana de la Ciudad Santa, el Arcángel San Miguel, primer Príncipe de esta Ciudad Santa, es la figura más adecuada para buscar amparo y auxilio, tanto en el mundo visible como en el invisible, y por ello se convoca el Gran Capítulo General de la Orden del G.P.R.D.H. bajo su protección. Esta celebración se lleva siempre a cabo el primer sábado del mes de Octubre.