“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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martes, 27 de noviembre de 2012

Los peligros y la intolerancia del Clero actual. JB Willermoz




“No podíamos pasar por alto esta clase convertida en la más intolerante, la más obstinada en su sistema y la más peligrosa, porque a veces se jacta de su ignorancia. Los que la componen, audaces y fuertes en sus decisiones, presuntuosos en sus reivindicaciones y dominados, tal vez sin darse cuenta de ello, por un orgullo sacerdotal, que a menudo sobrecoge el corazón de los más humildes, tienden a identificar su persona con el carácter sagrado del que están revestidos y fingen muy hábilmente el tono y el lenguaje desdeñoso de una morgue teológica, lo cual revela su secreto despecho por ignorar lo conocido, respetado y buscado por otros hombres estimables, instruidos y muy religiosos.

Terminan abusando hasta querer persuadir de que todo lo que no es conocido por ellos ni por los maestros de sus primeros estudios resulta falso e ilusorio, y es una serie de errores y novedades peligrosas contra las que no se puede bajar la guardia. Esperemos que reconozcan su error y dejen sus funestas prevenciones, que sólo pueden privarles para siempre de lo que fue la fortaleza y el consuelo de sus predecesores en el ministerio sagrado que realizan.

Ya hemos dicho lo suficiente para justificar el consejo que dimos al comienzo de este artículo, el de estudiar con sentido las tradiciones religiosas escritas y las más secretas que no lo están. Ahora, volvamos a los medios personales dejados al hombre caído para poder alcanzar el conocimiento tan necesario para él de su Dios y de sus obras, y el no menos importantes de todas las relaciones esenciales que le unen a su creador”.

Jean-Baptiste Willermoz, Cuaderno D 5º, Biblioteca Nacional de París, 1806-1818

lunes, 26 de noviembre de 2012

El hombre revestido de un cuerpo de materia. JB Willermoz




“La justicia de Dios, precisamente irritado por el exceso de ingratitud del hombre que acababa de abusar tan horriblemente de su amor y de sus dones, pronuncia un terrible juicio contra él y, como consecuencia necesaria, contra toda su posteridad; fue condenado a la muerte con la cual le había amenazado en caso de infidelidad. Le expulsa y destierra ignominiosamente del centro glorioso que había profanado, y le precipitó a las entrañas de la tierra, donde se vio obligado a revestirse de un cuerpo de materia con el que se arrastró sobre la superficie con los demás animales, con los cuales acababa de asimilarse.
En el exceso de su aflicción, y excitado por el consejo saludable de un diputado divino que le fue enviado, reclamó la clemencia del Creador, reconoció y confesó su crimen, y se sometió a la expiación.
La misericordia aceptó su arrepentimiento, y viéndole amenazado por toda la furia de su enemigo, de quien acababa de convertirse en esclavo, lo tomó bajo su protección para preservarle de los nuevos peligros a los cuales fue librado; y para humillar más fuertemente a su insolente enemigo, un poderoso Mediador y Reparador le fue prometido para venir a rehabilitarle durante la duración de los tiempos; este vino, y por su sacrificio voluntario expiatorio del crimen del hombre ha devuelto a la vida eterna a todos los que han querido y a aquellos que querrán, hasta el fin de los tiempos, reconocer su mediación poderosa”.

Jean-Baptiste Willermoz, 2º Cuaderno, Respuesta a la 1ª cuestión del Hermano Lajard de Montpellier, del 22 de marzo de 1818, sobre la eternidad de las condenas.

domingo, 25 de noviembre de 2012

La Orden Rectificada no admite una doctrina opuesta a su regla fundamental

"La Orden, no pudiendo acoger a aquellos individuos que sustentan una doctrina opuesta a la que constituye su regla fundamental, ha debido, respecto a los que desean ser admitidos en ella, establecer unos criterios ciertos para conocer sus verdaderos sentimientos y su conformidad con sus leyes, al objeto de alejar de sus asambleas todo pretexto de disputa o de opiniones contrarias y tendentes a destruir la caridad, la fraternidad y la unión que esencialmente deben reinar en ellas".

Jean-Baptiste Willermoz, Ritual de Aprendiz del Régimen Escocés & Rectificado, 1802.

martes, 20 de noviembre de 2012

Sobre Orígenes de Alejandría. Joseph de Maistre




“La opinión de Orígenes no tiene nada que ver con el maniqueísmo. Se puede observar que aún hoy en día sigue siendo la base de todas las iniciaciones modernas” (Miscelánea B). Orígenes de Alejandría fue “Un gran autor, un gran hombre y uno de los más sublimes teólogos que haya ilustrado a la Iglesia...” (Aclaraciones sobre los sacrificios, capítulo III).
Joseph de Maistre (1753-1821)

viernes, 16 de noviembre de 2012

Los ministros de la religión tratan de innovadores a todos los que sostienen la verdad. Willermoz



"La iniciación de los G.P. instruye al Masón, probado hombre de deseo, sobre el origen y la formación del universo físico, su destino y la causa ocasional de su creación, en un momento dado y no en otro; sobre la emanación y la emancipación del hombre en una forma gloriosa y su destino sublime en el centro de las cosas creadas; sobre su prevaricación, su caída, la generosidad y la absoluta necesidad de la encarnación del mismo Verbo para su redención, etc. etc. etc.
Todas estas cosas
de las que se deriva un profundo sentimiento de amor y confianza, de temor y respeto y de gratitud de la criatura hacia su Creador, eran bien conocidas por los jefes de la Iglesia durante los primeros cuatro a seis siglos de cristianismo.
Pero desde
entonces, se han perdido progresivamente y se han borrado hasta tal punto que hoy en día (...) los ministros de la religión tratan de innovadores a todos los que sostienen la verdad. Dado que esta Iniciación tiene por objeto restablecer, conservar y propagar una doctrina tan luminosa y tan útil, ¿por qué no ocuparnos sin amalgamas de este cuidado en la clase que le está especialmente consagrada?"
Carta de Willermoz a Saltzmann,
del 3 al 12 de mayo de 1812,
en Renaissance Traditionnelle, n° 147-148, 2006, pp. 202-203.