“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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lunes, 24 de mayo de 2010

Novedad Editorial Mayo de 2010



LAS ENSEÑANZAS SECRETAS
DEL MARTINISMO 
Jean-Marc Vivenza

Editorial Manakel – Colección Martinista Tel. y Fax: 914729071 E-mail: info@editorialdilema.com ISBN: 978-84-9827-191-1 272 páginas PVP: 18 Euros

Tal como nos dice el autor, “el Martinismo es, con toda evidencia, y ello contando a partir de la época del siglo XVIII, en que se desarrolló y expresó apoyándose en sus propias convicciones..., una escuela secreta de perfeccionamiento y descubrimiento de las leyes ocultas que gobiernan el mundo sensible, y que recíprocamente rigen silenciosamente aquellas que no lo son. [...] es al mismo tiempo... un maravilloso crisol transformador, un formidable instrumento de realización, una exigente herramienta de ‘conversión’ para que sean anunciadas, en la renuncia a uno mismo y el aniquilamiento voluntario, la Gloria de Dios y los misterios de la inaccesible divinidad”. “Por desconcertante y sorprendente que esta afirmación pueda suponer, el Martinismo no es una Orden, una estructura o una organización; es un espíritu y una obra, una pura e intensa celebración...” “Esta obra, es decir, la obra Martinista por excelencia, tiene necesidad, por razón de su naturaleza, de seres singulares destinados al santo sacrificio, de hombres de «deseo»
pudiendo darse y dedicarse, por entero, al servicio del Santuario, [...] es decir, un culto animado por los fieles y sinceros «Servidores Desconocidos» del que el Altísimo pide sus votos; rito sacrificador de inmolación y expiación transmitido por los justos y los Profetas, desde Abel, Enoc, Elías y Noé, pasando por Moisés, Josué y Zorobabel, preservado hasta nuestros días por los elegidos del Señor, rito que debe realmente ser presidido por los sacerdotes del nuevo Templo, reedificado místicamente, y en consecuencia no perceptible a los ojos carnales, iluminado solamente por la inefable Presencia del Divino Maestro y Reparador, el Cristo Jesús, el Mesías, Nuestro Soberano Redentor: יהשוה (Ieshuah)” (Conclusión).

Este culto, cuyo origen se remonta a la noche de los tiempos, al mismo momento de la caída de Adan y su posterior reconciliación con el Eterno, ha sido transmitido por los elegidos del Señor y perfeccionado por el Cristo para la Reintegración del ser humano en su originario estado glorioso. La iniciación Martinista, cuya esencia se halla en este culto primitivo, y podemos decir que toda iniciación verdadera, no tiene otro objeto que el de “recordar” al ser caído cuál es su verdadero origen, su situación actual y su destino, y mostrarle las herramientas a su alcance para “restaurar” aquello que por su naturaleza divina le corresponde y que perdió tras la caída. “La palabra ‘iniciar’ -escribe Saint-Martin-, en su etimología quiere decir acercar, unir al principio: la palabra initium significa tanto principio como comienzo”. Es así, añade, porque el objeto de la iniciación “es anular la distancia que se encuentra entre la luz y el hombre, o de acercarlo a su principio restableciéndolo en el mismo estado en el que se encontraba en el principio” (Tabla Natural).

La doctrina Martinista recoge pues los fundamentos “que verdaderamente propone este camino iniciático, absolutamente original en el seno del esoterismo cristiano del que fue, y lo sigue siendo,
incontestablemente, una de las más altas formas de expresión” (Conclusión). Esta doctrina, recogida en el Tratado de la Reintegración de los seres de Martinès de Pasqually, desarrollada con sensibilidad propia por sus dos principales discípulos, Louis-Claude de Saint-Martin y Jean Baptiste Willermoz, se esboza de forma clara en la presente obra ofreciendo al lector una guía de inestimable valor, un manual que se impone como reflexión previa a todo ‘Hombre de Deseo’ que comienza a ‘despertar’, una brújula que orientará su estudio y su trabajo iniciático, dado el caso, para discernir mejor desde un principio “las vías que le son abiertas”.

Sea a través de la iniciación masónica del Régimen Escocés Rectificado, de la teúrgia de los Élus Cohen o de la ‘vía cardiaca’ de Saint-Martin, Jean Marc-Vivenza enfatiza en esta obra los principios fundamentales que ligaban fuertemente al Maestro Pasqually y a sus dos discípulos notables en un objetivo común, “que no era otro que el cumplimiento efectivo de la obra preparatoria y sagrada de «reconciliación», misión, deber y valor del hombre regenerado, del «hombre Nuevo» deseoso de aproximarse al Santuario de la Divinidad. [...] estos tres maestros pues, hablan con una sola voz, participando de la misma visión, admitiendo parecidos principios ante cuestiones centrales y revindicando, al mismo tiempo y de manera conjunta, posiciones comparables sobre los temas más importantes(Ídem). El mensaje de Vivenza es una llamada a los verdaderos Hombres de Deseo que, en su condición humana, irremediablemente soportan el peso tortuoso de la división, la dispersión y la confusión a la que nos someten continuamente las debilidades y las contingencias del mundo de la materia infectado por el maligno. Ni siquiera las estructuras iniciáticas, por sólidas que parezcan, escapan a este veneno. Es por ello necesario que el espíritu vivifique en todo momento ‘la letra’, para que la forma sirva al espíritu y no que el espíritu se aprisione en la forma, pues el término victorioso de la iniciación conduce al hombre a una resurrección divina, a una verdadera y plena unión con la divinidad, donde el mundo de las formas (representado en masonería por el Templo de Salomón) desaparece porque estas ya cumplieron su función, y el Iniciado accede a un nuevo mundo: la Jerusalén Celeste, la nueva Sión en cuya cumbre se haya el Cordero de Dios Triunfante. Por lo tanto, desde el punto de vista Martinista, no hay ni puede haber varios «martinismos»; hay hombres diferentes, ambientes distintos, atmósferas y condiciones específicas, por otra parte perfectamente válidas y respetables, pero el Martinismo es «uno», no dividido y no divisible, pues la Verdad que defiende y venera es única(Ídem).

Estamos seguros de que el lector, sea o no miembro de una Orden Iniciática, que lea con verdadero ‘deseo’ los fundamentos doctrinales esbozados en esta obra, no será ajeno, en mayor o menor medida, a ese “recuerdo interior” que levanta levemente el velo de la materia para hacernos entrever nuestro verdadero origen, nuestro estado actual y nuestro destino glorioso, esencia y fundamento de toda verdadera iniciación y por tanto de todo despertar espiritual.

Aquellos que ya han emprendido el sendero de la Iniciación Martinista (sea masónica, teúrgica o cardiaca), encontrarán una guía que les ahorrará tiempo de trabajo para llegar a una mejor comprensión de los textos doctrinales que, como valiosos tesoros espirituales, dejaron los Maestros.


Domingo de Pentecotés

Ayer celebramos en todas las iglesias la fiesta del domingo de Pentecostés y me han quedado unas reflexiones que quisiera compartir con todos.

La celebración del domingo de Pentecostés, como todos sabéis, es la celebración del Espíritu Santo. Ese tercer miembro de la Trinidad, que a veces pasa desapercibido y sin embargo es el fundamento del Secreto Masónico y del Secreto de la Existencia. (Nótese que he escrito Secreto con mayúsculas, pues es del Gran Secreto que estamos hablando).

Vivimos en un mundo en el que el Espíritu Santo actúa en Secreto constantemente. La gente normalmente se refiere a él como la suerte. Otros más cristianos preferimos utilizar el termino de Divina Providencia, pero en todo caso quien ejerce su influencia es el Espíritu santo.

El Espíritu Santo es el espíritu de la Esperanza, de la Caridad y de la Fe. Gracias a Él, el Padre y el Hijo son Uno. Gracias a Él, la existencia se sostiene, y gracias a Él el devenir de los tiempos recorre un sendero marcado por el Padre.

El Espíritu Santo pone las cosas, las personas y las Instituciones en su lugar, El Espíritu Santo endereza lo que está torcido, el Espíritu Santo dirige nuestras vidas y existencia.

Que gran ceguera supone ignorar al Espíritu Santo. Que gran ceguera domina en el mundo. Los hombres creemos que los caminos los hacemos nosotros. Creemos que el destino lo marcan las gentes. Que profunda ceguera nos imbuye!!!

Vivimos en el mundo del maligno, pues creemos al igual que él que podemos vivir marcando nuestro propio destino y eso nos hace ciegos a la verdad y subditos del diablo. El mal procede de nuestra creeencia en que somos alguien importante. Hasta que llega una desgracia, un terremoto, un volcan, una fuerte tormenta, una bajada de la bolsa, una crisis mundial y nos damos cuenta que no somos nada en esta inmensidad.

No somos más que un barco sin vela y sin motor que navega arrastrado por los vientos y las corrientes o a merced de una profunda calma. Es el Espíritu de Dios quien nos conducirá a un puerto seguro o a la mayor de las catastrofes según hayamos merecido.

El Espiritu Santo es quien nos dirige constantemente y nos une a todos con el Padre.

El Espíritu Santo es el Señor de aquellos que se dejan amar por Él y el azote de los demonios que solo creen en si mismos.

sábado, 15 de mayo de 2010

DIALOGO SOBRE MASONERIA

Por el Prof. Dr. H. Seedorf
Adaptado y publicado por
La L:. Unión nº 9
Madrid
1932
  1. Oigo que es usted masón. Se hablan sobre ellos cosas tan diversas que me agradaría tener informes fidedignos; pero usted, seguramente, no estará autorizado para darme las aclaraciones necesarias.
  2. Al contrario, pregúnteme.
  1. Me sorprende. Tenía entendido que los masones estaban obligados a la más severa discreción.
  2. Eso se refiere únicamente a las formalidades de ritual, que se observan en nuestras reuniones, y a los asuntos de índole interna de la Asociación
  1. Entonces le ruego me responda a algunas preguntas. ¿Qué fines persigue la masonería?.
  2. Trabajamos por el ennoblecimiento de la Humanidad y queremos contribuir a que la verdadera moral se extienda cada vez más por el mundo.
  1. Dice usted que la Asociación “ trabaja “. ¿Qué clase de trabajo es éste?.
  2. En primer lugar se trata del estímulo continuo para el propio ennoblecimiento, mediante el propio examen de conciencia; después influenciando en este sentido a los demás, sean o no miembros de la masonería, y por último fomentando cualquier obra o ideal, moral y bien intencionada, tanto en el terreno práctico como en el teórico.
A. Según el criterio masónico, ¿Dónde se encuentra los fundamentos de la verdadera moral?.
B. En nuestra propia conciencia, donde una voz nos aconseja y previene, y en los fundamentos éticos de la cultura de la Humanidad, que tienen expresión perfecta en la moral de Cristo.
  1. ¿Entonces forman ustedes una Asociación cristiana?.
  2. Ciertamente, pero solo en lo que se refiere a la ética.
  1. Frente a los fundamentos del cristianismo, ¿Qué posición sostienen ustedes?.
  2. Premisas de la Orden son la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. La forma de desarrollar estos conceptos, así como la idea con que se los representen en la imaginación, queda al arbitrio de cada miembro de la Orden. Dios es, desde luego, para nosotros el portador o representante del orden moral del mundo.
  1. Estas ideas no son exclusivas del cristianismo, y, sin embargo, he oído que sólo admiten ustedes cristianos.
  2. Esto sólo se refiere a determinadas logias. Las demás tienen abiertas sus puertas igualmente para los que no profesan la fe cristiana.
  1. Si sostienen ustedes este criterio fundamental. ¿Cuál es la causa de que en determinadas logias sólo se admitan cristianos?.
  2. Porque creen en la necesidad de ser cristianos para desarrollar nuestras ideas morales, que tienen sus raíces en el cristianismo.
  1. ¿Sus raíces en el cristianismo? ¿Es ésta la opinión de sustentan también las demás logias?.
  2. Ciertamente. Sin el cristianismo no hubiera podido producirse la masonería, que después de larga prehistoria, se organiza en la forma actual en siglo XVII en Inglaterra.
  1. No obstante, los católicos les consideran como enemigos.
  2. Eso es injusto. Somos, por el contrario, amigos de la verdadera religiosidad.
  1. Entonces, ¿Por qué afirman los católicos lo contrario?.
  2. La Iglesia católica teme que nuestra Asociación, fundada en el verdadero espíritu de tolerancia, quebrante su influencia.
  1. Acaso en la Suprema Dirección de su Orden haya otros propósitos secretos y mal intencionados.
  2. Esta suprema Dirección no existe. No hay más que asociaciones de logias dentro de cada Estado. Relaciones internacionales sólo se establecen entre las asociaciones de logias de cada país a manera de las relaciones diplomáticas mantenidas entre potencias políticas iguales, y para regular Asambleas o Congresos.
  1. ¿No aspiran ustedes también a la fraternidad universal en el sentido político?.
  2. Somos patriotas fieles y consideramos que, aun en interés de la Humanidad misma, no es deseable la desaparición total de las diferencias nacionales; quisiéramos, no obstante contribuir a suavizar las diferencias políticas. La política por sí sola no nos interesa.
  1. No obstante, se oye que en Francia y España las logias se ocupan de política.
  2. Esto está expresamente prohibido desde los más antiguos reglamentos masónicos.
  1. ¿Es para ustedes esencial el patriotismo?.
  2. Naturalmente. Gentes sin patria no tienen cabida en nuestros talleres.
  1. ¿Qué otras cualidades consideran ustedes necesarias para la admisión?.
  2. Quien pretenda ingresar ha de ser hombre honrado y de buenas costumbres, debe reunir la cultura y preparación espiritual necesaria, para saber desarrollar las sugestiones que reciba en las logias, y disponer de algunos medios económico, pues su pertenencia a la masonería representa algún sacrificio pecuniario (de 60 a 200 pesetas anuales aproximadamente).
  1. ¿Entonces no es la masonería una Asociación humana – esta expresión la he oído – en el sentido de poder abarcar todo el mundo?.
  2. En este sentido, desde luego no. Queremos ser apóstoles del humanismo, y extender las enseñanzas que recibimos en nuestras logias para que el mundo se sature de nuestras ideas.
  1. Estas ideas, según veo, son ya bien conocidas por todos, Las iglesias y otras asociaciones las mantienen como normas esenciales. Para esto solo me parece que la masonería no sería muy necesaria.
  2. En parte tiene usted razón, aunque nuestras enseñanzas tienen algo característico que no llega a expresarse siempre en las iglesias y otras asociaciones. Por ejemplo, el criterio de que el hombre no es malo en el fondo de su ser, sino bueno, y la insistencia sobre la influencia de un hombre sobre otro. Coincidimos en un concepto hondamente moral de la vida, que de ningún modo está influenciado por dogmas rígidos, y ello justifica, ahora como antes, la existencia de la Asociación, y seguirá haciéndola necesaria en su singular característica hasta que los ideales que nos mueven se hayan convertido en realidad.
  1. ¿Por qué mantienen ustedes en nuestros tiempos sus secretos, aunque sólo sean los que se refieren al ritual o las cuestiones de orden interno?. Supongo que no será por temor a los ultramontanos, sobre todo en aquellos países en que el catolicismo está en franca minoría.
  2. El secreto une fuertemente a los hombres. El espíritu cordial de nuestras reuniones se eleva con esto, y en ello vemos un mutuo estímulo, como no existiría probablemente otra más fuerte. Además sólo quien se ocupe largo tiempo e intensamente de su estudio estará capacitado para comprender el sentido y la relación del ritual con nuestros valiosos símbolos, que tanta influencia ejerce sobre el Espíritu. Para ello el secreto es indispensable. Por lo que se refiere a cuestiones de orden interno o íntimo tampoco es usual que se exterioricen sobre ellas los miembros de otras asociaciones, por ejemplo, la familia.
  1. Habláis de la cordialidad de las relaciones, ponéis como comparación la familia, frecuentemente se oye que ustedes se llaman hermanos entre sí. Sin embargo, hay masones que en sus relaciones con otros no hacen el menor distingo, ni se comportan como familiares, ni siquiera como amigos sinceros y fieles.
  2. Amigos solo somos en el sentido de la coincidencia de anhelos para lograr el mismo fin con medios honrados, en el sentido de la estimación mutua que se dispensan los hombres honestos, que luchan a favor del noble humanitarismo, en el sentido de confianza y predisposición para ayudarnos y aconsejarnos unos a otros con todas las fuerzas al servicio de la moral. Sólo así ha de interpretarse la denominación de hermanos que frecuentemente empleamos. Hermanos somos porque nuestras relaciones se fundan en el más puro humanitarismo, porque nos reúne un limpio amor a la Humanidad, aquel amor que debe ligar a todos los hombres, y porque nos sentimos unidos en el deseo de fomentar con la mayor energía este amor entre nosotros y para con los demás. Una relación personal más estrecha sólo puede conseguirse con trato más dilatado, y dificilmente se conseguirá nunca entra la totalidad de miembros de una logia. Para ello sería precisa la coincidencia en algunas otras cuestiones, que poco a nada interesa a la masonería.
  1. Puede ser, pero yo conozco masones que no parecen revelar las características de humanismo que vos describís.
  2. Siempre seremos hombres con debilidades humanas. Estamos constantemente amenazados y tentados por enemigos externos e internos de nuestros anhelos morales. Por esto sometemos a examen a los solicitantes antes de ser admitidos, pero ¿Quién es capaz de leer el corazón humano?. Suficiente es que los pensamientos viles sean entre nosotros la excepción, si los anhelos humanitarios son fácilmente perceptibles en la mayoría, y si las logias son lugares de educación de los sentimientos en un sentido moral y trabajan por la desaparición de todas las injusticias sociales.
  1. Si le he entendido bien, la masonería es una Asociación que no puede considerarse secreta, pero que trabaja con usos y formalidades sobre las que mantienen la mayor reserva, y cuya finalidad es el desarrollo moral de los asociados y de la Humanidad en general.
  2. Esto es, en realidad, lo más importante. Nuestra misión es luchar contra todo lo bajo y ruin, romper lanzas contra el error, en nuestro propio pensamiento y en el de las personas que nos rodean. Contribuir a que las relaciones humanas sean expresión del verdadero humanitarismo, haciendo que cada cual se esfuerce en formarse teniendo esta idea como norma e influenciando al mismo tiempo a los demás en este sentido, por medio del ejemplo, de la enseñanza y las costumbres. Dentro de nuestro círculo interior los medios especiales para nosotros son las instrucciones, el ritual y la estrecha relación personal de unos asociados con otros.
  1. Esto, ciertamente, es grande y bello. Acaso me decida a ingresar en la Asociación.
  2. Ello me proporcionaría una sincera alegría; sin embargo me está vedado insistir para lograrlo. Una última advertencia quisiera hacerle para este caso; acérquese lleno de esperanzas a la idea, pero no espere demasiado de sus representantes. Ello le ahorrará seguramente desilusiones.
                                                FIN

lunes, 10 de mayo de 2010

ENTREVISTA A DANIEL FONTAINE

Publicado en la desaparecida revista "Indice", Madrid, julio-agosto de 1976.
-Señor Fontaine. ¿puéde decirnos de dónde procede la Masonería? 
-El origen de las corporaciones o de los "constructores" se pierde en la noche de los tiempos. Los iniciados que construían el templo, lugar sagrado por excelencia, conocían los secretos de la metafísica que fundamenta este tipo de construcción, pero digamos que en Occidente la Masonería especulativa, tal como la conocemos en la actualidad, desciende de las hermandades de la Edad Media. Estas fueron las que levantaron las catedrales de Francia y Europa, protegidas por la Orden del Temple y por ciertas exenciones fiscales o franquicias en las ciudades; de ahí procede su nombre de "franc-masones" o "free-masons". 
-¿Y por qué estaban protegidos por esta Orden del Temple? 
-En Occidente, la Edad Media se caracteriza por la tentativa de restauración de lo que llamamos la sociedad tradicional, estructurada jerárquicamente desde la "cumbre". En ella estaban situados los sacerdotes que ejercían una influencia directísima sobre la caballería, es decir, a la Orden del Temple constituida por diversas categorías de caballeros -entre ellos, los monjes-. Estos, a su vez, ejercían una gran influencia e inspiraban a los artesanos, a partir de iniciaciones de oficio. El Temple protegía, por tanto, a todas las hermandades que trabajaban para ellos -albañiles, carpinteros, talladores de piedra, herreros, etc.- en los caminos y en los lugares de trabajo, e incluso contra los abusos de los cobradores de impuestos. 
-¿Siguen existiendo franc-masones de este tipo? 
-Naturalmente. Se han perpetuado en los gremios que aquí llamamos "compagnonage" y en los que actualmente podemos encontrar a los mejores especialistas del país, que conservan incólumes las costumbres e iniciaciones del oficio. Son ellos los que suelen encargarse de las construcciones más delicadas. Ultimamente han construido el puente de Tanquarville en Normandía. Su drama es que hoy por hoy viven en el pasado, sin renovarse, faltos de inspiradores como sucedía en la Edad Media. 
-¿Qué lazos ligan a estos gremios con la francmasonería actual? 
-Los historiadores creen que cuando se destruyó la orden de los Templarios, sobre el año 1314, algunos de sus miembros recibieron asilo en el seno de las hermandades que antes habían protegido. Se convirtieron así en los primeros masones aceptados. De esta Masonería especulativa quedan huellas en documentos como el "Marise Chapel Lodge" o las Cartas de Estrasburgo y Colonia que datan de los siglos XV y XVI, y en Londres un pastor apellidado Anderson redactó lo que entre nosotros llamamos "landmarks", ley y constitución de todas las Masonerías regulares. Los "landmarks" configuran los límites que no debemos franquear. 
-Habla usted de una "Masonería regular". ¿Hay otra irregular? 
-Sí, y se trata de un fenómeno típicamente latino. Los "landmarks" prescriben que no puede haber sino una gran logia por país, y para que esta sea "regular" debe estar reconocida de antemano por otras tres grandes logias ya constituidas, así como responder a ciertos criterios: creencia en Dios, presencia de la Biblia en los templos, prohibición de hablar de política o religión en el interior de los lugares sagrados, estricta observación de los reglamentos antiguos, usos y costumbres de la Masonería etc. 
La Masonería "irregular" no existe en los paises anglosajones o escandinavos. Los reyes de Inglaterra y Suecia han sido siempre los Grandes Maestres de Honor en sus países. Lo mismo ocurre con los presidentes de E.E.U.U. Esto debería cambiar la visión que los países latinos tienen sobre este asunto. Los masones "regulares" estamos a cien leguas de distancia de las Masonerías ateas y politiqueras. 
-Pero ustedes no están excomulgados actualmente por el Vaticano... 
-Claro, pero las diferentes bulas papales han tenido diversas motivaciones; primero, por razones políticas en la etapa de los Estuardo; después, porque numerosos eclesiásticos pertenecían a las logias y mantenían en secreto nuestros trabajos. Finalmente, la Masonería francesa pasó de ser una orden de iniciación a una sociedad de pensamiento, que fue suprimiendo al correr de los años todo lo que permite el reconocimiento de una Gran Logia: supresión de la creencia en Dios, de la Biblia, modificación o eliminación de ritos, etc., así se insertaba en el índice de las Masonerías... En el siglo XVIII no existía sino el Gran Oriente, seguido de la Gran Logia de Francia, que debía naufragar en análogos avatares y tampoco ser reconocida. Tuvimos que esperar hasta 1913 para que un reducido grupo de masones franceses regulares creara la Gran Logia Nacional Francesa, cuya sede está en Neully-sur-Seine, para que Francia fuese reconocida en el mundo entero. 
-Concrétenos la problemática masoneria-Iglesia en estos momentos. 
-Es imprescindible precisar que aparte de los católicos romanos ninguna iglesia del mundo prohibe a sus miembros participar en tareas masónicas, ni siquiera los ortodoxos. 
Hemos hablado del aspecto político de la excomunión. En Francia, la Iglesia y el Gran Oriente se han combatido duramente. El Gran Oriente es el culpable de que en el siglo XIX se produjese la escisión.  Sin embargo, la Masonería "regular" mantiene relaciones con Roma e incluso hay un padre jesuita -el padre Riquert- que se encarga de los contactos entre Roma y nosotros. 
-¿Tienen ustedes problemas con el Estado? 
-Probablemente ejercerá sobre nosotros una vigilancia discreta. Estamos inscritos en el Registro de Asociaciones de la Prefectura de Policía y en la guía telefónica... En serio, solamente los regímenes "totalitarios", de derechas o de izquierdas, prohiben la Masonería. Los hombres que se fijan como meta el pensar objetivamente y en total libertad constituyen un peligro para este tipo de poder. Y aquí me gustaría aclarar que la Masonería española procedía del Gran Oriente y, en consecuencia, era liberal y atea. Podríamos preguntarnos si su participación en la lucha política no fue la causa de su prohibición: no creo que hubiese sucedido lo mismo con una Masonería regular. 
-En todo caso la actuación de la Masonería española durante el periodo republicano suscita bastantes críticas... 
-Repito que si la Masonería no hubiera descendido a la arena política, si se hubiera mantenido en su lugar, aún perviviría; de esto a pensar que el extinto general Franco hubiera ocupado el puesto de Gran Maestre hay un mundo. En cualquier caso, si la Masonería debe renacer algún día en España sería importante que se inscribiera en el marco de la regularidad para que pudiera beneficiarse de nuestros trabajos, que son estrictamente espirituales y no buscan sino el bienestar del hombre y la humanidad. 
-Aclárenos un poco estas diferencias espirituales y materiales entre "regulares" e "irregulares"... 
-Todas las obediencias regulares y tradicionales son ante todo espiritualistas; desde la configuración de nuestros templos hasta nuestros trabajos y el respeto al pasado. ¿Puede usted pensar que un ateo construyera una catedral, con todo el extraordinario mensaje que una edificación de este tipo transporta?. Los intelectuales de izquierda que se proclaman marxistas hacen siempre un paralelo entre la identidad de puntos de vista de Marx y Freud, pero nadie ha citado las palabras de éste último cuando afirmó haber comprendido bastante de la doctrina marxista, salvo el materialismo que le resultaba incomprensible. Para nosotros todo creyente en Dios puede llegar a ser masón. En nuestras filas se agrupan católicos, protestantes, ortodoxos, musulmanes, judíos, etc. Vivimos una época esencialmente materialista y debemos hacer todo lo que este en nuestras manos para unir todas las fuerzas espirituales del mundo. Los "irregulares" no piensan como nosotros, eso es todo.

RITOS, INICIACION, LOGIAS 
-Entramos en un tema peliagudo que vamos a intentar bordear: se trata de sus trabajos. ¿Puede usted decirnos para qué sirven las logias o talleres?... 
-Primeramente es importante que desechemos la idea de que se tratan de clubs más o menos políticos...; a mi modo de ver podríamos ofrecer una definición trial: 
  1. Lo que para nosotros es importante es la búsqueda "iníciática", es decir, que el hombre debe realizarse espiritualmente y superarse si es posible. 
  1. Existe un lado moral: el postulante debe ser libre, sin prejuicios y receptivo, de buenas costumbres y equilibrado. 
  1. Tener en cuenta que nuestra fraternidad se debe a la iniciación en sí misma. 
-¿En qué consiste esa libertad que exigen? 
- Libertad de espíritu. 
-¿Qué significado tiene entre ustedes "las buenas costumbres", el "equilibrio", la "receptividad"? 
-Ser de buenas costumbres no creo que necesite aclaraciones, pero voy a darle un sentido "económico": el abuso es siempre nefasto y nos hace recaer en las pasiones, encadenando nuestra libertad. En el justo reparto de las fuerzas se halla el equilibrio. En cuanto a la receptividad está claro que hay hombres por el mundo cerrados a toda idea nueva, a cualquier estudio: ¿qué vendrían a hacer con nosotros? No se trata, pues, de una traba a la libertad, sino de todo lo contrario. 
-En el último punto hablaba usted de la iniciación. ¿Puede definirnos el rito? 
-Rito es un acto cuya forma resulta de una revelación divina. El rito es una perpetuación de la revelación que se muestra en él en su doble aspecto intelectual y ontológico. Cumplir un rito no es únicamente describir un símbolo, sino participar en un cierto modo de ser que tiene una prolongación extrahumana y universal. 
-¿Cuáles son los ritos masónicos? 
-Puede usted asimilarlos a los ritos de tránsito de un estado a otro. Nosotros tenemos tres grados: aprendiz, compañero y maestro; cada iniciación tiene un simbolismo de oficio, al que se suma otro más universal como es el caso de la purificación a través de los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. 
-¿Qué significa el tránsito de un estado a otro? 
-El bautismo cristiano no es en sí sino una purificación por los cuatro elementos. Allí está el agua lustral, la tierra en la sal colocada en la boca del postulante, el fuego en la confirmación... En cuanto al tránsito de un estado a otro no se trata de escalafones jerarquizados, sino de estados espirituales; y cuando un aprendiz ha asimilado perfectamente el estado en el que se halla, es normal que acceda a otro, en donde se dedicará a otros temas de meditación. 
-¿No es utópico pensar que el hombre puede realizar una labor extrahumana? 
-Todas las religiones hablan de un reino de Dios que no es de este mundo... No estamos hechos para vivir en la tierra eternamente; debemos prepararnos para vivir en otro lugar y en otro estado. Hablamos de un rito de tránsito, de paso, cuyo umbral es la muerte; cuando nos enfrentemos a ella dejaremos de hablar de utopías. 
-Esta iniciación. ¿en qué consiste? Hemos oído hablar de delantales, de aumentos de sueldo, de testamento... 
- No estamos autorizados para revelar nada en lo que concierne a la iniciación, pero puedo decirle que los delantales no son sino vestigios del pasado de la francmasonería operativa que se servían de ellos para protegerse en los lugares de trabajo. Los aumentos de sueldo son, asimismo, supervivencias del lenguaje de la época y quiere decir que se está preparado para acceder a una clase superior. 
En cuanto al testamento, hay en él un aspecto más "iniciático": el profano que ingresa en nuestras filas debe morir para el mundo y purificarse. Ante esta muerte simbólica se escribe, efectivamente, un testamento en el que se explícita lo que se desea para la humanidad y para sí mismo. Jesucristo pidió algo semejante a los cristianos. 
-Se ha publicado una abundante literatura presentándolos a ustedes como afiliados a una secta secreta y sanguinaria que practica sacrificios de criaturas en el marco de unas tenebrosas "misas negras". Suponemos que esto no es cierto actualmente, pero ¿en algún momento de su historia se han producido hechos semejantes? 
-Nuestros enemigos nunca descansan y su literatura es puramente sensacionalista. No se construyen catedrales bajo el terror de los obispos o practicando misas negras. Claro es que han existido ciertos desequilibrados como, por ejemplo Leo Taxil, que editaba un periódico -"La Marotte"- que llegó a prohibirse por atentar a las buenas costumbres. Fue condenado a ocho años de cárcel. Logró fugarse a Suiza y regresó aprovechándose de una amnistía. Se dedicó a la prensa anticlerical, fue recibido como masón con el grado de aprendiz en 1 885 y al año siguiente se retractó. Publicó entonces un grueso volumen que tituló Los misterios de la francmasonería desvelados. Muchas personas han tomado en serio este libro. La prensa de la que usted me habla se debe haber inspirado en esta fuente. En todo caso, Leo Taxil confesó en 1897 su "superchería" y se hundió en el olvido. 
-¿Puede inscribirse cualquier persona en la Masonería? 
-Naturalmente, siempre y cuando el candidato responda a ciertos criterios como, por ejemplo, creer en Dios, tener un pasado impecable y ser libre. 
-Se excluye, en consecuencia, todo tipo de delincuentes, aunque se hayan reformado. 
-En efecto. 
-¿Hacen ustedes proselitismo? 
-No. El único que nos permitimos es el que realizamos sobre miembros de nuestra familia o amigos que juzgamos dignos de la Orden. 
-Si la Masonería propugna una perfección individual, ¿para qué ha creado las logias? 
-No creemos en el hombre que puede llegar a perfeccionarse a solas. El hombre debe ser guiado: leer todo y cualquier cosa es peligroso. En las logias aprovecha la experiencia de sus hermanos para roturar su propio camino, lo cual no prohibe el trabajo interior que emana de aquellas experiencias. 
-¿Esta camaradería no propicia una protección especial?. Se dice que ustedes tienen más facilidades para lograr ciertos cargos o triunfar en la vida. 
-Mucha gente quiere ingresar en la Orden únicamente por esta razón, pero se engañan de todas todas. Claro que hay cierta ayuda; cuando los hombres pertenecen a una misma sociedad es humano que se echen una mano, lo mismo ocurre entre los miembros de los Rotarios, Clubs de los Leones, ex alumnos de algunas escuelas, universidades, etc. Sin embargo, si se apoya a alguien que lo necesita y logra el éxito, miel sobre hojuelas: pero en el caso contrario no se le vuelve a ayudar. Esto es absolutamente verídico, aunque la gente piense lo contrario. 
-¿Qué relaciones hay entre alquimia y Masonería? Me he informado de que en las paredes de los gabinetes de reflexión masónicos están grabados símbolos alquimistas y la palabra clave VITRIOL, que está compuesta con las iniciales de una divisa atribuida a los adeptos Rosacruces: Visita Interiora Terrae rectificandoque Invenies Occultum Lapides (visita el interior de la Tierra y rectificando hallarás la piedra escondida). ¿No cree que en nuestra época la alquimia está sobrepasada? 
-En la Edad Media el iniciado conocía todas las ramas de la iniciación. Las vidrieras de las catedrales, sobre todo las célebres de Chartres, fueron creadas por los alquimistas: nadie después de ellos ha logrado producir un "azul" semejante. Actualmente conservamos todo un simbolismo alquímico en nuestras logias, paralelo al que existe en las catedrales. Entre nosotros contamos con auténticos alquimistas, como cabalísticos o especialistas en otras materias iniciáticas. En cuanto a si está sobrepasada la alquimia, en lo que a mí respecta, creo que no. No se trata de una técnica industrial, y la piedra escondida de la que habla la divisa puede hallar eco en aquella frase de Jesucristo: "El reino de Dios está dentro de vosotros." 
-¿Poseen ustedes signos de reconocimiento?. Se habla del apretón de manos, de los besos, de los dedos entrelazados ante la frente... 
-No puedo hablarle de estos signos pero digamos que tienen una importancia simbólica y que las hermandades de la Edad Media se reconocían sirviéndose de ellos. 
-¿Qué significado tiene la acacia en sus ceremoniales? 
-La vida eterna. 
-Cuando un hermano es excluido de la Masonería sigue siendo masón, ¿no es así? 
-Desde luego. Ha sido iniciado y por tanto sigue siendo masón. El cristiano sigue siendo cristiano incluso si no practica. En ambos casos, el hombre sigue haciendo frente a las responsabilidades que aceptó cuando prestó juramento, con todas las consecuencias que esto puede entrañar. 
-¿Qué lazos de parentesco se establecen entre Masonería y ciencias ocultas? 
-No hay que confundir lniciación-Esoterismo-Amor al Conocimiento con el ocultismo. Los masones poseen un ideal de fe, de conocimiento y amor y los ocultistas corren detrás de una sombra de "poderes" casi siempre ilusorios. 
  
MASONERÍA Y SOCIEDAD 
-¿La Masonería no es una supervivencia del pasado? 
-En su forma actual ha conservado todo lo que representaba el oficio de los constructores de catedrales, pero actualmente estamos escindidos de los operativos y tenemos nuestra vida propia. En este sentido podemos decir que es una supervivencia del pasado en su faceta simbólica, pero no hay que olvidar que actualmente la Masonería se muestra como una orden de iniciación. 
-¿En qué medida la Masonería que participa a la vez del aristocraticismo y la igualdad responde a las necesidades de la sociedad actual? 
-La noción de igualdad me resulta, de entrada, falsa. Los masones piensan que todos los hombres son iguales ante Dios, pero es evidente que no todos gozan de los mismos dones... Me enfrento totalmente contra la noción de aristocracia o nobleza, vertiente degenerada de la antigua caballería. En la Edad Media, cualquiera, incluso un campesino, podía llegar a ser caballero si estaba dotado de las condiciones requeridas, hoy cualquiera puede llegar a ser masón. El sistema perece desde que se convierte en hereditario. La prueba la tiene usted en los reyes de Francia que en sus principios eran consagrados en Reims tras haber sido aclamados por los caballeros... 
Puedo añadir que en una sociedad tradicional el mejor de los hombres, fuera cual fuese su procedencia, se convertía en caballero, el mejor de los caballeros en rey, y el mejor de los reyes en Emperador. Así sucedió con los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Naturalmente esto armonizaba las diferentes capas de la sociedad sin enfrentarlas como sucede en la actualidad. 
-¿El auténtico masón no ha sido absorbido por el hombre de club? 
- Posiblemente, en algunos casos, aunque para la mayoría lo esencial es que esos hombres estén dotados de conocimientos profundos que pueden transmitir a las nuevas generaciones. 
-Claramente, ¿qué es la Masonería: una hermandad espiritualista y filantrópica, una sociedad de pensamiento y estudio, una secta, un partido o una iglesia? 
- Ante todo una orden iniciática que intenta la perfección del hombre y la de la humanidad; pero su pregunta es esencial porque nosotros sufrimos constantemente los contragolpes de la época actual. En el siglo XVIII también se tenía una idea bastante peregrina de nuestra Orden. La corte real de aquella época ha desaparecido y nuestra Orden permanece en pie... En todas las etapas históricas hemos tenido problemas, y, naturalmente, nuestros hombres de club, pero el cimiento sigue en su sitio. 
No somos una sociedad de pensamiento ni una secta, puesto que somos cristianos. Por este último hecho tampoco somos una iglesia, puesto que ya existe la nuestra. 
-¿Cuentan ustedes con la juventud?. ¿Qué pueden ofrecer a la juventud actual?. 
-Contrariamente a lo que pueda pensarse militan en nuestras filas muchos jóvenes..., que se sienten solitarios ante un mundo que les angustia y en el que la violencia está de moda. Este mundo no les ofrece respuestas a sus preguntas; nosotros les ofrecemos equilibrio y una razón de vida. 
-¿Ustedes consideran que el materialismo ateo es una de las plagas que asolan a nuestra época? 
-En efecto, y Occidente corre el peligro de morir sumergido en una montaña de conocimientos y tesoros que ha acumulado a través de los siglos. Los tiempos actuales no están para luchas intestinas sino para movilizar todas las fuerzas espirituales para transmitir un poco de luz y esperanza a las futuras generaciones

martes, 4 de mayo de 2010

LAS CUATRO ENSEÑANZAS DE LA DOCTRINA RECTIFICADA


Primero: El hombre ha sido creado a imagen y semejanza divina, y en el estado primitivo glorioso que le era propio, gozaba de la inmortalidad y de la beatitud perfecta porque estaba en comunión directa y constante con el Creador, en unidad con él. Esto es lo que expresa el adjetivo glorioso, al que hay que tomar en su sentido más amplio en que aparece en las Escrituras, en donde la gloria pone de manifiesto la presencia inmediata y luminosa de Dios (en masonería la palabra gloria tiene este sentido: para todo masón, trabajar a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo es trabajar en presencia del Dios Creador).
El primer hombre, revestido con luz divina, es decir, participando de las virtudes y poderes que están en la esencia divina (lo que la teología cristiana oriental llama las energías increadas), participando sin ser él mismo de la esencia divina, tenía como destino ser el rey de este universo creado por Dios.
Segundo: Este hombre, por decisión de su libre voluntad, se ha desviado y separado de su Creador y ha caído. Y, en consecuencia, ha perdido la semejanza divina. Sin embargo, la imagen divina subsiste en él inalterada, porque la huella de Dios es inalterable. Esta imagen está deformada, se ha convertido en algo disforme, y esto es lo que simboliza el paso de Oriente a Occidente, de la luz a las tinieblas, de la unidad a la multiplicidad: Adán expulsado de ese lugar de luz y de paz total  (pax profunda) que era el Paraíso terrestre; y entendamos que el Paraíso terrestre no era en realidad un lugar, sino un estado del ser.
Este hombre separado de su origen, que es Dios, de su verdadero Oriente, es llamado por Willermoz, influenciado por Martinez de Pasqually, el hombre en privación. Y esta privación es absoluta. Esto conlleva un doble castigo, castigo exigido por la justicia divina, pero al que el hombre se ha condenado por sí mismo. El primero es que el hombre no está en unidad con Dios, en comunicación inmediata y constante con Él. Esto viene designado en los antiguos textos como la muerte intelectual, teniendo en cuenta que en el lenguaje de la época, intelectual quería decir espiritual, incorporal; nosotros diríamos ahora que el hombre caído está en estado de muerte espiritual.
Pero ha sufrido también un segundo castigo. La mutación ontológica radical que la caída del hombre ha provocado en él se manifiesta también por el hecho de que el cuerpo glorioso de que estaba inicialmente revestido, cuerpo de luz, cuerpo espiritual, se ha transformado en un cuerpo de materia sujeto a la corrupción y a la muerte; de suerte que, condenado a la muerte espiritual, lo está también a la muerte corporal.
En este estado, a partir de ahora el hombre se encuentra dotado de una doble naturaleza: su naturaleza espiritual, gracias a la cual continúa siendo imagen de Dios, y que ha conservado; y la naturaleza animal corporal que le ha valido su caída y que le asemeja a los animales terrestres.
Y es víctima por ello de horribles tormentos. Como ser espiritual, aspirante por su propia naturaleza a la unidad con Dios, sufre indeciblemente por su ruptura con él. Como ser animal, se ha convertido en el esclavo de sus sensaciones y necesidades físicas y en juguete de las fuerzas y elementos materiales. En fin, como ser doble, a la vez espiritual y animal, está desgarrado y descuartizado por el antagonismo entre las aspiraciones y tendencias contrarias de sus dos naturalezas.
Trágica es, pues, la condición actual del hombre.
Tercero: Sin embargo, el Régimen Rectificado nos enseña que esta privación absoluta, que se ha convertido según la justicia divina en definitiva, no lo será en realidad a causa de la entrada en juego de la misericordia o clemencia divina, la cual aparece en el instante en que el hombre se arrepiente. Ahora bien, arrepentirse es volver a encontrarse a sí mismo, es recuperarse. Es desviarse de las tinieblas y hacer frente de nuevo a Oriente en donde se encuentra la Luz. Es ponerse en situación de ascender a sus fuentes, a su origen. Entonces es cuando el trabajo de iniciación es verdaderamente posible. Pues la iniciación es uno de los medios utilizados por la misericordia divina (y esto, desde el primer instante de la caída) para permitir al hombre recuperar su estado original restableciendo en él la semejanza a la imagen divina, restaurando en él la conformidad del tipo al prototipo, del hombre a Dios.
Por esta razón se afirma insistentemente que el verdadero y único objetivo de las iniciaciones es el de preparar a los iniciados para descubrir el único camino que puede conducir al hombre a su estado primitivo y devolverle los derechos perdidos. Texto a parangonar con aquel otro en el que Louis-Claude de Saint Martin expone que el objeto de la iniciación es el de anular la distancia que hay entre la Luz y el hombre, o el de acercarle a su origen, reponiéndole en el mismo estado en el que estaba en un principio.
La iniciación es una consecuencia de la caída; consecuencia no fatal, sino providencial; no obligada sino deseada por la misericordia divina para contrarrestar la caída y anular sus efectos. Es un auxilio de la Providencia al hombre, que no le ha faltado nunca a lo largo de su historia, y por esta razón las sucesivas formas que adoptó la iniciación a lo largo de los tiempos (y la masonería es una de ellas) estuvieron en relación con las vicisitudes temporales del hombre, que sin cesar se debate entre la caída y el arrepentimiento.
Captareis también, al mismo tiempo, no sólo la utilidad, sino la necesidad de una enseñanza conexa con la iniciación. Tiene como fin hacer que el hombre tome conciencia, por un lado, de su estado presente y , por otro, del estado que era el suyo original, y que puede volver a ser suyo. El objetivo es evidente: producir en el hombre ( en el iniciado) un cambio de estado de conciencia, de modo y manera que permita el hacer posible el cambio de estado del ser que debe realizar el trabajo iniciático. Los dos (estado de conciencia y estado del ser) están ligados.
Es por esto por lo que el rito trata sobre el tema de la construcción del templo, de su destrucción y su reconstrucción, que es la transposición de forma constructiva del tema de la semejanza de imagen, sucesivamente perdida y después recuperada, ya que, en última instancia, el templo no es otra cosa que el hombre.
Cuarto: Hay una cuarta enseñanza con la que terminaremos y que de todas es la más esencial: ¿Puede el hombre operar por sí mismo este restablecimiento, esta reintegración en su estado primitivo y en los derechos que ha perdido?. Absolutamente, no. Sería, por su parte, hacerse culpable de una empresa orgullosa similar a la que provocó su caída original. Esta reintegración, es decir, esta vuelta a la integridad primera, exige la mediación de un ser que, a la manera del hombre, esté dotado de una doble naturaleza, de una parte espiritual y otra corporal. Sin embargo, a diferencia del hombre actual, cuyas dos naturalezas están corrompidas por la caída, están las dos en estado de pureza en ese ser, de inocencia y de perfección gloriosa como lo estaban inicialmente en el hombre.
Entenderéis ahora de quién se trata y quién es aquel a quien nuestros textos llaman el Divino Mediador. Los textos son, en lo relativo a su identidad, perfectamente claros:
"(…)Todas las relaciones entre la misericordia divina y los culpables habían sido aniquiladas y la desgracia actual del hombre sería inexplicable si esta misericordia no hubiera empleado un tonificante infinitamente poderoso para levantar al hombre de su funesta caída y colocarlo de nuevo en el que era su primer destino." 
No ignorareis cuál ha sido este tonificante. En efecto, ¿y quién otro que no un ser que no sea Dios, que participe de su esencia, podía encadenar el poder de aquel que había subyugado al hombre?.
"Inmediatamente después del crimen del hombre, este agente poderoso acudió a manifestar su acción victoriosa sobre los culpables en el templo universal; la manifestó especialmente en el tiempo a favor de la posteridad del hombre y para vergüenza de su enemigo, uniendo su Divinidad a la humanidad; en fin, no cesa de manifestarla en todos los rincones del Universo. He aquí, mi querido hermano, los auxilios divinos y eficaces que el hombre, a través de su arrepentimiento, transmite a su posteridad y de los que nadie puede participar si no actúa en nombre y en unidad con este Agente, reconciliador universal."
He aquí porqué, al término de la iniciación masónica lo que el Régimen Rectificado ofrece para que lo contemplen sus miembros, no es un renacimiento, sino una resurrección. Hemos de anotar en este sentido que desvelar al término de la iniciación la resurrección de Cristo no es exclusivo del Régimen Rectificado; esto se encuentra también en otros sistemas tanto franceses como inglés. La particularidad de este Régimen es, en cambio, la de incluirlo en una perspectiva metafísica y ontológica coherente, fuerte y concretamente aplicable al hombre.
He aquí también por qué, una vez llegado a este término, el templo sucesivamente construido, destruido y reconstruido, desaparece, como desapareció el templo de Salomón, siendo la meta final la Jerusalén Celeste, la Ciudad Santa donde no hay ya templo, pues, como dice el Apocalipsis (21/22), el Señor Todopoderoso es el Templo, así como el Cordero. En efecto, no lo olvidemos, el templo que nos concierne verdaderamente es el hombre, y la meta última del hombre es la identificación con el "templo no hecho por la mano del hombre": el Cristo resucitado.
Finalmente, por esto la Orden es Cristiana, y no está solamente impregnada de un vago cristianismo. Ello justifica que sólo pueda admitir a cristianos, es decir, a hombres que profesan la fe de Cristo. Esta selección, o esta elección, no obedece a ningún otro motivo más que a la necesidad metafísica referida anteriormente. Porque la iniciación tal y como la concibe Willermoz, según las enseñanzas de Martínez, y que nos ha legado, no funciona de otra manera, no puede funcionar de otra manera; y que, por utilizar un pasaje ya citado, constituye un auxilio divino y eficaz (…) en el que nadie puede participar si no actúa en nombre y en unidad con este Agente reconciliador universal que es el Cristo. Ahora bien, ¿cómo poder actuar en nombre y en unidad con Cristo si no se tiene fe en Él?.