“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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lunes, 15 de noviembre de 2010

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO PASADO

Una vez más me voy a permitir un comentario al evangelio del pasado domingo, para que podáis leerlo, aquí os lo inserto:

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario C
14 de noviembre de 2010


Lectura del santo Evangelio según San Lucas



En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:

- Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
- Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
Él contestó:
- Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo:
- Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.



Desde que tengo recuerdo, he oído a los párrocos católicos predicar sobre este evangelio diciendo que habla del fin del mundo, del sufrimiento del camino cristiano y de la esperanza en la nueva vida. Coincido en las dos ultimas partes, pero en absoluto coincido en que el evangelio hable de la fin del mundo.

Si os fijáis, el evangelio empieza hablando de que algunos estaban admirados por la belleza del Templo, de la suntuosidad que en el se respiraba, de la grandeza que expedía. Es de la fin del templo y de todas las suntuosas obras que habla el evangelio. Jesús sabía que el verdadero Templo de Dios no está en ningún local magnifico o Catedral suntuosa (esto viene a pelo ahora que se acaba de consagrar la Sagrada Familia), sino que el Templo de Dios se halla en el interior de cada una de las criaturas que el puso al mando para finalizar su obra, a saber: EL HOMBRE (que nadie vea aquí intención machista, pues digo el hombre en mayúsculas, refiriéndome al género humano).

El miedo humano quiere saber cuando y como se va a producir su fin, de aquí la pregunta de los discípulos, pues ellos realmente creían que hablaba del fin del mundo.

Jesús una vez más nos dice unas sentencias que hay que tener muy en cuenta y actualizar: No os fiéis de aquellos que digan "YO SOY", (nota: como todos sabéis este apelativo es el nombre de Dios, pues Dios le dijo a Moises: "YO SOY EL QUE SOY"). Traducido: no os fieis de aquellos que dicen que hablan en nombre de Dios, de aquellos que dicen que le representan, de aquellos que quieren manipularos metiendoos miedo diciendoos: "el fin está cerca", o "iréis al infierno", o "fuera de mi nadie más representa a Dios" .  IMBÉCILES están cavando su propia condenación y condenando a todos aquellos que les sigan. Al único que hay que seguir es a aquel que Dios dijo de él: "ESTE ES MI HIJO, MI AMADO, ESCUCHADLE" y su hijo siempre rehusó el poder terrenal (quién tenga oídos que oiga), siempre rechazó rodearse de los importantes, siempre rechazó imponer ningún dogma.

Jesús avisa a sus seguidores que no crean ver señales del fin del mundo en las desgracias que tienen que suceder y que tienen que suceder también en nuestro futuro. En otro lugar Jesús ya advirtió que el único que conoce lo que tiene que venir es el Padre de los Cielos. Y tened presente que nadie va a impedir que suceda lo que Dios nos tiene preparado a cada uno de nosotros, creer lo contrario es pura pedantería, y querer evitarlo cumpliendo lo que los que se autonombran "representantes de Dios" nos imponen no es más que una ilusión para tenernos controlados.

El verdadero cristiano, no tiene que temer decir lo políticamente incorrecto, pues el verdadero cristiano es perseguido por sus opiniones, es llevado a las Sinagogas (que en su momento era el poder religioso vigente, equiparadlo a la actualidad), ante los poderes políticos (que siguen los mandatos del poder religioso, sino ved el despliegue de medios realizado por cualquier gobierno ante un acto de aquellos que se autodenominan representantes de Dios). El verdadero cristiano es incómodo a la sociedad y debe ser eliminado, pues el cristianismo habla de valores de igualdad entre todos los hombre hijos de un mismo Dios y denuncia los excesos de los que usurpan su verdadera naturaleza para servir al Cesar. (Cesar= símbolo del poder del mundo=principe del mundo)

Finalmente Jesus nos promete que no nos va abandonar a aquellos que por su causa seamos proscritos y a pesar de ser perseguidos hasta la muerte (en este mundo), no nos va a faltar ni un cabello en la Verdadera Vida .

Bueno, quizás me haya pasado un poco de lo correcto políticamente, pero como dicen en un conocido programa de la televisión catalana: "ALGUIEN TENIA QUE DECIRLO"

1 comentario:

  1. A veces nos maravilla lo formal, la belleza de un templo de piedra, que al fin y al cabo no era más que eso, piedra. En más de una ocasión, cuando terminaba una tenida, yo escuchaba a alguien decir, lo bonita o lo bien que se había realizado hoy tenida, siempre el aspecto formal preponderando.
    Cristo destruyó con su muerte el templo de piedra y construyó otro espiritual cuando al tercer día resucitó.
    Un templo del que cada uno de nosotros somos piedras que lo componen, y eso implica una actitud coherente y sincera; no es fácil, menos en una sociedad hedonista en la que los intereses principales están lejos de la inquietud espiritual.

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