“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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miércoles, 27 de marzo de 2013

La doctrina de la Reintegración está en el corazón del Régimen Rectificado desde el Convento de las Galias de 1778




Directoire National Rectifié de France (Notas) el martes, 1 de enero de 2013 a la(s) 19:04

El Convento de las Galias de 1778 ocupa un lugar del todo significativo en la historia de la Francmasonería, pues el objeto de sus trabajos, de una naturaleza radicalmente novedosa, dará lugar a la concepción del Régimen Rectificado tal como lo conocemos y practicamos hasta el día de hoy.  

Efectivamente, el Convento de las Galias fue una tentativa de restablecer la “unidad primitiva” de la iniciación en medio de la multiplicidad anárquica de sistemas que allí se calificaron severamente como “arbitrarios”.

Estos sistemas diversos y variados, aunque cristianos y edificantes, ignoraban totalmente las bases del conocimiento iniciático real, desconocían por completo los fundamentos de las verdades misteriosas olvidadas por la Iglesia y sus ministros según las declaraciones del mismo Willermoz (cf. Carta a Salzmann, 12 de mayo de 1812), lo cual hacía necesario una “Reforma” en profundidad de la Francmasonería.

Es por lo que, en Lyon, Willermoz y aquellos que le eran más cercanos constituyeron un Régimen que ambicionaba reunir al conjunto de las Logias a fin de reconstituir la unidad sobre la base de una masonería extraída del “origen” mismo de la auténtica “Tradición”, y de los primeros misterios que presidieron la rehabilitación de Adán después de la Caída.   

Esto es lo que estipula la Introducción del Código Masónico de las Logias Reunidas y Rectificadas de Francia (1778):

“… a falta de conocer el verdadero punto central y el depósito de las leyes primitivas, suplieron el régimen fundamental por regímenes arbitrarios particulares o nacionales, y por las leyes que se les pudieran adaptar. Tuvieron el mérito de poner freno a la licencia destructiva que dominaba por todas partes, pero no teniendo en cuenta la cadena general, rompieron la unidad al variar los sistemas.
Masones de diversos lugares de Francia, convencidos de que la prosperidad y la estabilidad de la Orden Masónica dependía enteramente del restablecimiento de esta unidad primitiva, y no habiendo encontrado los signos que deben caracterizarla en aquellos que habían querido apropiarse de ella, enardecidos en su búsqueda por lo que habían aprendido sobre la antigüedad de la Orden de los Francmasones, fundamentada sobre la más constante tradición, llegaron por fin a descubrir su origen; con celo y perseverancia han superado todos los obstáculos y, participando de las ventajas de una administración sabia e iluminada, han tenido la dicha de reencontrar los vestigios preciosos de la ancianidad y el objeto de la Masonería”.

Podemos decir que el Convento de las Galias, en sus decisiones, ciertamente ha establecido y constituido una Masonería simbólica que ya no está fundada, como anteriormente, sobre tres grados, sino sobre cuatro, que conducen a una Orden de Caballería, dicha “Orden Interior”, formada por Escuderos Novicios y Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, pero que ha constituido ante todo y en primer lugar un proyecto iniciático absolutamente innovador, cuyo objeto espiritual, propio de este nuevo sistema fundado en Lyon en 1778, fue sin lugar a dudas el de la doctrina de la reintegración.

Ser fiel al espíritu que presidió la Reforma de Lyon de 1778 es pues mantenerse unido a esta doctrina a fin de respetarla, trabajarla y profundizar en ella, pero también es operar para su puesta en práctica sobre el plano iniciático, sabiendo que ella está en el corazón de la vía interna del Régimen Rectificado.

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