“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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domingo, 20 de septiembre de 2015

Notas sobre la Columna Truncada en el RER.- Jean-Marc Vivenza


Extracto de su obra “Los Élus Cohen y el Régimen Escocés Rectificado”

La columna truncada [del grado de Aprendiz en el RER], colocada en el sitio correcto y puesta en evidencia en la Logia, es una herencia simbólica de la Estricta Observancia, pero tomará en el Rectificado una dimensión incomparablemente superior, convirtiéndose en el símbolo por excelencia de la “Caída” [de Adán], y recordando constantemente al Hermano que se encuentra en un estado de lamentable miseria, que solo es un vestigio, las ruinas de un Templo que fue antaño glorioso.

Existe cierta audacia semántica en conferir, ipso facto, a la columna truncada que procede de la Estricta Observancia, un carácter íntegramente martinista (al relacionar, como se pudo sostener algunas veces, algo apresuradamente, dicha columna con las diferentes partes de la figura universal de Martines: terrestre, celeste, supraceleste e inmensidad divina), cuando el sentido obvio que le fue dado cuando se crearon los rituales es con toda evidencia, para Willermoz, el de evocar los restos desmoronados de un edificio que conviene ahora reconstruir y reedificar en su totalidad, con la ayuda del Divino Reparador. No obstante, si consideramos que el hombre representa en sí mismo el conjunto del Gran Templo Universal dañado por la Caída, no es del todo erróneo autorizarse a considerar que esta columna es como una imagen emblemática del hombre que reproduce la imagen mucho más amplia del Templo general universal. “El cuerpo del hombre es una Logia, o un templo, que es la repetición del Templo general, particular y universal” (Lecciones de Lyon, nº 4, Enero 1774). Por otro lado, Willermoz se declaraba “depositario de algunos conocimientos que podían adaptarse a la masonería en el caso de que le hubiesen pertenecido en su origen”. No obstante, como resaltaba Robert Amadou, “Willermoz insertó estos conocimientos por dosis sucesivas y crecientes en el ritual de grados de la Estricta Observancia Templaria, tras haber aportado al continente el mínimo de correcciones que el contenido imponía. Bien es cierto que la Orden de los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa ha recogido la forma de la Estricta Observancia Templaria más estrechamente de lo que a menudo se supone, pero cambiando su espíritu, sustituyendo la Doctrina de la Reintegración de Martines de Pasqually a la ideología templaria”. El análisis de Robert Amadou coincide así con nuestra convicción con respecto a la columna truncada y la traducción que conviene hacer de ella para respetar el sentido que quiso conferirle Willermoz y no exceder, por exceso de celo, el valor exacto y el alcance pedagógico auténtico de este símbolo del primer grado del Rectificado: “Ejemplo: en el primer grado, el cuadro representa una columna truncada, con la divisa adhuc stat. Interpretación de la Estricta Observancia Templaria: la Orden del Temple está decapitada, pero el tronco permanece. Se pueden albergar esperanzas. Para los Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa, se pueden igualmente albergar esperanzas, pero en un sentido diferente: el hombre está caído, pero todavía posee el derecho de vivir en su principio así como los medios para volver” (R. Amadou, Martinisme, op. cit., p.21)


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