- Fidelidad a la santa religión cristiana, testimoniada por la fe, tal cual se expresa en el símbolo de Nicea y afirmada en nuestros rituales: “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que son Tres en Uno”.
- El más estricto apego a los Principios y Tradiciones, tanto masónicas como caballerescas, del Régimen Escocés Rectificado que se traducen en profundizar en la fe cristiana así como en el estudio de la doctrina iniciática enseñada por la Orden.
- El perfeccionamiento de uno mismo por la práctica de las virtudes cristianas, a fin de vencer sus pasiones, corregir sus defectos y progresar en la vía de la realización espiritual.
- La práctica constante de una beneficencia activa y esclarecida hacia todos los hombres, sin distinción alguna.
- La constitución de un Régimen en un cuerpo único subdividido en tres clases de las cuales dos son ostensibles: la clase masónica y la Orden caballeresca, manteniéndose éstas sin confusión ni separación alguna, y una secreta: la Profesión.
- La escrupulosa práctica del Régimen, integralmente y en su integridad tal como se define en el punto V.
- La práctica integral de los rituales auténticos, tanto caballerescos como masónicos, del modo que se establecieron en 1778, 1782, 1785 y 1809.
- Mantener relaciones de cooperación entre nuestros Grandes Prioratos Rectificados, establecidas a nivel de establecimientos caballerescos, y de otra entre los establecimientos masónicos (Directorios).
“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)
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martes, 20 de abril de 2010
PRINCIPIOS DE RECONOCIMIENTO ENTRE GRANDES PRIORATOS RECTIFICADOS
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