“Sírvete del don sublime de la palabra, signo exterior de tu dominio sobre la naturaleza, para salir al paso de las necesidades del prójimo y para encender en todos los corazones el fuego sagrado de la virtud” (Regla al uso de las Logias Rectificadas, Artículo VI-I)

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martes, 17 de julio de 2012

El ensamblaje de las dos Naturalezas. Jean-Baptiste Willermoz


"Pues la carne tiene apetencias
contrarias al espíritu,
y el espíritu contrarias a la carne,
como que son entre sí antagónicos..."
Gal 5:17
Este ensamblaje inconcebible de dos naturalezas tan opuestas [animal y espiritual] es sin embargo hoy el triste atributo del hombre. Por una, hace brillar la grandeza y nobleza de su origen y, por la otra, queda reducido a la condición de los más viles animales, y es esclavo de las sensaciones y de las necesidades físicas. […] la naturaleza de los ensamblajes de la materia se opone a la unidad de la Naturaleza espiritual”.

“Hallamos en la materia misma una imagen de esta unión inconcebible por la unión que existe en ella de dos principios opuestos llamados agua y fuego; un mediador o tercer principio, llamado tierra, opera esta unión; ella los une y los amalgama en un solo individuo. Esta es la misma unión de las dos naturalezas del hombre; ella solo puede darse por un poder mediador que, inferior al espíritu y superior a la materia, les une sin serles contrario y mantiene por su presencia esta unión contra natura hasta que su acción cese, rompiendo con su retirada estos lazos momentáneos”.
(LF)

[Este mediador es, evidentemente, el alma pasiva sensible, dicha animal, que existe en el hombre como en los animales terrestres - Tratado de la Reintegración, M.P.]

Compuesto de cuerpo y de espíritu unidos por el alma, el hombre es un ser “espiritual, animal y material” (LF, p. 1033). En verdad, esta combinación ternaria, sin ser impensable como la unión inmediata del espíritu y la materia, queda para Willermoz “casi inconcebible”, por lo que escribe en la Instrucción moral del grado de Aprendiz del Régimen Escocés Rectificado: “Los tres golpes sobre vuestro corazón [1] os indican la unión, casi inconcebible, que hay en vos del espíritu, del alma y del cuerpo, que es el gran misterio del hombre y del Masón”.

Esta combinación solo pide deshacerse, y esto es lo que ocurre cuando se retira el término mediador que la mantiene artificialmente unida. Entonces llega para el cuerpo material la hora de la disolución.


[1] El corazón es el “centro” de la sangre asiento del alma pasiva (LF, p. 1035).

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